El Argumento moral en favor de la existencia de Dios

Por Paul Copan

El filósofo John Rist está en lo correcto cuando dice que existe “una crisis ampliamente admitida  en el debate occidental contemporáneo acerca de las fundaciones éticas”1  Parece que últimamente la crisis es el resultado del enfoque de la ética sin referencia a Dios. Cuando la moralidad es apartada de sus raíces teológicas, la ética secular no se puede sostener así misma, se marchita y muere.

Solamente puedo bosquejar una defensa breve acerca de la conexión que existe entre Dios y los valores morales objetivos (lo cual he hecho más extensivamente en otro momento.)2 Argumentaré que, si los valores morales objetivos existen, entonces Dios existe; los valores morales objetivos existen; por lo tanto Dios existe. Para resolver nuestra crisis ética, debemos reconocer el carácter de un Dios bueno (a cuya valiosa imagen los humanos han sido hechos) como un fundamento necesario de la ética, de los derechos humanos, y de la dignidad humana.

  1. Los valores morales objetivos existen…son básicos: Los valores morales objetivos existen ya sea que una persona o cultura los considere”objetivos” o no. Los seres humanos que funcionan normalmente los dan por sentado como base de su bienestar y prosperidad.
    1. Los humanos no tienen que leer la Biblia para averiguar qué es moral, ese conocimiento está a la disposición de todas las personas. Romanos 2:14-15 dice que aquellos que no cuentan con la revelación especial de Dios (Las Escrituras, Jesucristo) pueden distinguir entre el bien y el mal. Ellos poseen la revelación general de las leyes morales básicas de Dios en sus conciencias. “De hecho, cuando los gentiles, que no tienen la ley, (de Moisés) cumplen por naturaleza lo que la ley exige” (Romanos 2:14-15, NVI) Lo cual no es sorpresa ya que están hechos a la imagen de Dios. Están diseñados para desempeñarse apropiadamente cuando viven de acuerdo a los designios de Dios. Por lo tanto los humanos (incluyendo a los ateos) cuyos corazones no han sido endurecidos o desviados tendrán el mismo tipo de instintos morales intrínsecos que los cristianos, –como considerar que es incorrecto torturar bebés por diversión (así como la violación y el adulterio) y considerarán que la bondad es buena.

      Cuando una persona dice “Quizás el homicidio o la violación realmente no son tan malos” esta persona no necesita un argumento. Ha sido desviada, si realmente cree esto, esa persona necesita ayuda espiritual y psicológica porque no está actuando debidamente”. Incluso los relativistas que proclaman que los valores de alguien pueden ser verdaderos para él pero no para los otros son como aquellos que dicen “Tengo derechos” o “Deberías ser tolerante”. Pero los derechos y la tolerancia no tienen ningún sentido si el relativismo es correcto. En lugar de esto, ellos nos llevan a pensar que los valores morales objetivos existen.

      b) Tal y como generalmente confiamos en nuestras percepciones sensoriales y las consideramos confiables (a menos que exista una buena razón para dudar de ellas), así deberíamos tratar a las intuiciones morales generales, como inocentes hasta probar lo contrario (aversión a torturar bebés por diversión, violación y adulterio) ¿Por qué confiamos en nuestros cinco sentidos? La mayoría de nosotros los consideramos bastante confiables,  aún si algunas veces percibimos algo mal, somos sabios al prestar atención a nuestros sentidos y no dudar de ellos. Similarmente, tenemos instintos morales básicos, por ejemplo una repulsión a violar o tomar la vida de una persona inocente (el factor de repulsión), o una afirmación interna hacia el auto sacrificio por el bienestar de mi hijo (el factor de aprobación).  El problema recae en aquellos que niegan o cuestionan los instintos morales básicos. Somos sabios al prestar atención a estos instintos morales básicos, aún si estas intuiciones necesitan un ajuste ocasional.

      Los seres humanos que son sensibles a la moral pueden obtener las bases correctas relacionadas con la moralidad. En el apéndice del libro de C. S. Lewis La abolición del hombre3, él menciona una lista de varias virtudes que han sido aceptadas a lo largo de las épocas y civilizaciones (griega, egipcia, babilónica, nativa americana, india, hebrea…).  Robar y matar son condenadas en sus códigos legales mientras que honrar a los padres y respetar los votos del matrimonio son aplaudidos.

      Algunos podrían argumentar: ¿Acaso no existen conflictos morales también?  Algunas culturas permiten la poligamia, por ejemplo. Sí, pero las costumbres del matrimonio y los votos que unen a los matrimonios también prohíben el adulterio. Mientras que las aplicaciones y las expresiones de principios morales pueden diferir de una cultura a otra, hay principios morales básicos que son comunes a todas las culturas. ¿Qué sucede cuando nos topamos con principios morales conflictivos (al menos cuando los encaramos)? Comencemos con casos claros de moral y vayamos hacia los que no están muy claros. A la luz de aparentes conflictos morales, sería erróneo adelantarse a concluir que la moralidad es relativa. Como el lexicógrafo Samuel Jonson menciona: “El hecho de que exista el crepúsculo no significa que no podamos distinguir entre día y noche”.

    2. Los principios morales son descubiertos, no inventados. Las reformas morales (abolición de la esclavitud, el derecho de la mujer a votar, la promoción de los derechos civiles de los negros) no tienen ningún sentido a menos que los valores morales objetivos existan. Aún cuando de la  atmósfera de reforma pueda llevarse tiempo (incluso siglos), esto no implica que la moralidad sólo evoluciona durante la historia humana y sea solo una invención humana. Contrariamente, sugiere que los principios morales pueden ser descubiertos y que vale la pena ir en pos de ellos, aún cuando esto tenga un gran costo. 

      El filósofo ateo Kai Nielsen reconoce este punto: “Es más razonable creer que cosas tan elementales (como la violencia contra la mujer o el abuso de menores) sean malignas, que creer cualquier teoría que ponga en duda nuestra capacidad de saber o creer que son malignas… Creo firmemente que esto es fundamental y correcto y que cualquiera que no lo considere así no ha puesto a prueba en su interior las bases de sus creencias morales” 4.

  2. Dios y la moralidad objetiva están cercanamente conectados: “No es poco común escuchar: “Los ateos pueden ser buenos sin Dios”. El ateo Michael Martín discute que los deístas dan las mismas razones que los ateístas para condenar la violación: Ésta viola los derechos de las victimas y perjudica a la sociedad. Lo que Martín en realidad quiere decir es que los ateos pueden ser buenos sin creer en Dios, pero ellos no podrían ser buenos (tener valor intrínseco, responsabilidad moral, etc.) sin Dios (De hecho, nada existiría sin Él.). Esto es, debido a que los humanos están hechos a la imagen de Dios, pueden saber lo que es bueno aún cuando no crean en Dios. Los ateos y deístas pueden apoyar los mismos valores, pero el deísmo puede creer profundamente  en los derechos humanos y en la dignidad porque estamos hechos a imagen de un valioso Ser Supremo.

    Piense en esto: las personas racionales con valor intrínseco no provienen de procesos que no hayan sido conscientes, guiados y valiosos en su vida. Nuestro buen Dios provee un contexto  necesario y natural para al existencia de personas valiosas con conciencia personal y propósito, concientes de sus derechos y moralmente responsables. Esto significa que la personalidad y la moralidad están necesariamente conectadas; los valores morales están enraizados en la personalidad. Sin Dios (un Ser personal) ninguna persona, y por lo tanto tampoco los valores morales, podrían existir: Sin personas, no hay valores morales. Sólo si Dios existe pueden tener lugar las propiedades morales.

  3. Las teorías éticas no deístas están incompletas e inadecuadas: Algunos seculares sugieren que podemos tener sistemas éticos sin ninguna referencia a Dios  (por ejemplo: Aristóteles, Kant.) Sin embargo, aunque pueden realizar algunas contribuciones muy positivas a la discusión ética (relacionadas con la virtud y el carácter moral o las obligaciones morales universales), sus sistemas están todavía incompletos. Todavía no nos dicen por qué los seres humanos valores intrínsecos y obligaciones morales.

    ¿Qué pasa con la ética evolutiva naturalista, según la cual desarrollamos la conciencia de lo correcto y lo incorrecto, y de la obligación moral que nos ayuda a sobrevivir y reproducirnos? La conciencia ética tiene solamente valor biológico.5 Tal enfoque, nos deja con los siguientes problemas: Primero, ¿podemos confiar en nuestras mentes incluso si somos nada más que productos de la evolución natural, tratando de pelear, alimentarnos, huir y reproducirnos? Charles Darwin  tuvo una “duda terrible” ya que la mente humana se ha  desarrollado a partir de los animales menores ¿porqué habría alguien de confiar en ella? ¿Por qué confiar en las convicciones de la mente de un mono? El proceso evolutivo natural se interesa en la adaptación y la supervivencia, no en la creencia de la verdad; por lo tanto, la moralidad objetiva no sólo está deteriorada, sino que además es un pensamiento irracional.  Nuestras creencias, incluyendo las morales, pueden ayudarnos a sobrevivir, pero no hay razón para creer que sean verdad. Creer en la moralidad objetiva o en la dignidad humana puede ayudarnos a sobrevivir, pero puede ser completamente equívoco. El problema del escepticismo (incluyendo el escepticismo moral) es que mediante un proceso de razonamiento que considero digno de confianza, llego a la conclusión de que ¡no puedo confiar en mi propio razonamiento! Si confiamos en nuestras facultades racionales y morales, asumiremos un punto de vista deísta: al estar hechos a la imagen de un Dios bueno, veraz y racional, tiene sentido por qué confiamos en nuestros sentidos e intuiciones morales.

    Conjuntamente,  nos queda este problema: si los seres humanos son simplemente un producto de la evolución natural, entonces no tenemos fundamentos para tener obligaciones morales o dignidad humana. Esto podría disminuir fácilmente nuestra motivación moral. El predador sexual y caníbal Jeffrey Dahmer reconoció la seriedad de este asunto: “Si todo sucede naturalmente, ¿cuál es la necesidad de un Dios? ¿Puedo establecer  mis propias reglas? ¿A quién pertenezco?  Me pertenezco a mí mismo”7

Para reforzar aún más el punto acerca de la conexión entre Dios y la moralidad,  un buen número de ateos y escépticos han comentado lo siguiente: El novísimo filósofo ateo J. L. Mackie dijo que las propiedades morales son “extrañas” al naturalismo y que “si existen los valores objetivos, estos hacen más probable la existencia de un dios que si no existieran”. Por lo tanto, tenemos un argumento defendible que parte de la moral hasta la existencia de un dios8. El agnóstico Paul Draper observa: “En el deísmo es muy plausible un mundo moral”9.

Tal  como la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América establece: “provistos por su Creador de ciertos derechos inalienables”, este buen Creador es el fundamento verdadero de la ética y de la verdadera esperanza de rescatarla de su presente crisis”

Notas finales

1 John Rist, Etica Real (Real Ethics)  Cambridge: Cambridge University Press, 2003. Pág. 1
2 Vea Paul Copan, “Is Michael Martina Moral Realist?) Sic et Non” Philosophia Christi, new series 1 / 2 1999: 45-72; “Atheistic Goodness Revisited: A personal Reply to Michael Martin” Philosophia Christi, new series 2 /1 2000; Pp 91-104; “The Moral Argument ” in The Ratioanity of Theism, ed. Paul Copan and Paul K. Moser London: Routledge, 2003., Pp.149-74; “A moral Argument ” in To Every One An Answer : A case for the Christian Worldview: Essays in Honor of Norman L. Geisler, eds. Francis Beckwith, William Lane Craig, y J. P. Moreland. Downers Grove, III.: InterVasity Press 2004,  Pp. 108-23; “Morality and Meaning without God: Another Failed Attempt,” Philosophia Christi, new series 6 /1 2004; Pp. 295-304; “God Hume, and Objective Morality” in In Defense of Natural Theology: A Collection of New  Essays in Philosophy and Religion, eds. Douglas R. Groothuis and James R. Sennett Downers Grove, InterVasity Press 2005, Pp. 200-25.
3 C. S. Lewis “La Abolición del Hombre” San Francisco: HarperSF, 2001. 
4 Kai Nielsen, Ethics Without God Buffalo: Prometheus Books, 1990 Pp10-11.
5 Michael Ruse, The Darwinian Paradigm London: Routledge, 1989, p. 262.
6 Letter (3 de Julio 1881) a Ww. G. Down, in The Life and Letters of Charles Darwin, ed. Francis Darwin. London:. John Murray, Abermarle Street, 1887. Pp. 1:315-16


Published August 10, 2006