3 Maneras de Mejorar Tu Salud Emocional y Espiritual

Que haces cuando llegas al final de tus fuerzas?

Su lista de que haceres tiene más casillas sin marcar de las que sabe hacer, los nuevos creyentes son pocos, faltan fondos y las presiones de plantar una iglesia lo están agobiando.

Tu plantación no está donde usted quisiera que estuviera y has llegado al final de tus fuerzas. Al entrar a la oficina (si tienes una) miras a la derecha o la izquierda para alguien con quien hablar, pero tienes más mensajes de voz sin responder y mensajes de texto sin leer de personas que quieren algo de ti.

Pastores–y cualquier otro sirviendo en vocaciones de cuidado– son los mas suceptibles al agotamiento. A menudo viertes tu tiempo, talentos y tesoros a las personas, sin pausa. Es fácil olvidar que mientras satisfaces las necesidades de los demás, también estás incluido en eso.

Es fácil perderse en la multitud de nuestro ajetreo. Aquí hay tres formas en que los plantadores de iglesias pueden cuidar su salud emocional y espiritual.

1. Prioriza tu caminar con el Señor.

Podemos subconscientemente llenar nuestros horarios haciendo cosas para Dios, y nos olvidamos simplemente de disfrutar estar con Él. Después de todo, los eventos de evangelización, la preparación de sermones y el asesoramiento de sus miembros no sucederán por ósmosis. Estos toman tiempo e intencionalidad. Pero la plantación de iglesias es un trabajo espiritual, y ¿cómo vamos a hacer avanzar el reino de Dios cuando a nuestro espíritu le falta alimento?

Si estas tareas ocupan nuestro tiempo a expensas de nuestra intimidad con Jesús, nos estamos convirtiendo en un pozo seco que intenta ofrecer a la gente agua viva. Damos a los demás en la medida que hemos recibido del Señor, pero es difícil dar a los demás lo que no poseemos nosotros mismos.

Cuando descuidamos nuestra propia salud espiritual, podemos caer en una mentalidad basada en el desempeño que asume que todo depende de nosotros. Llevamos el peso de cosas que nunca debimos asumir, y conectamos fácilmente nuestra aceptación de Dios a nuestro desempeño para Él.

Dios no te ama por lo que estás haciendo para Él. Él no te ama solo cuando alcanzas un cierto número de miembros o finalmente tienes un servicio dominical consistente. Él te ama por lo que eres: su hijo.

No descuides los ritmos y hábitos de gracia que te acercan al Padre.

2. Incorpora ritmos regulares de descanso.

Jesús trabajó muy duro. Pasó Sus tres años de ministerio personal derramando generosamente Su vida por el bien de los demás, y Él y Sus discípulos sintieron las exigencias físicas, emocionales y espirituales de la vida y el ministerio.

En su humanidad, se cansó y descansó (Lucas 8:23). Después de enviar a los 72 discípulos, les dijo: “Vayan ustedes solos a un lugar apartado y descansen un poco” (Marcos 6:31). Jesús los estaba invitando a sus ritmos de ministerio: trabajar duro y descansar bien en la presencia del Padre (Marcos 1:35, 6:46; Lucas 6:12-13).

Tómese el tiempo para reducir la velocidad regularmente y controlar sus indicadores emocionales y espirituales. Vivimos en una cultura acelerada que nos susurra que sigamos corriendo a un ritmo insostenible y, a veces, la iglesia no es diferente. Establece tiempos de descanso semanales, mensuales, trimestrales y anuales donde puedas medir cómo lo estás haciendo. ¿Qué está pasando en tu corazón? ¿Cuál es una emoción constante que has estado sintiendo? ¿De qué pecado te arrepientes a menudo? ¿Qué te ha estado enseñando el Señor o grabado en tu corazón? Tómese un tiempo para reducir la velocidad, orar y dormir.

Uno de los mayores y más humildes regalos que Dios nos da es el descanso (Salmo 127:2). Es aquí donde confiamos más en la provisión y la obra del Señor.

3. No tengas miedo de pedir ayuda.

A medida que evalúa cómo le está yendo, procese sus pensamientos con un amigo o consejero de confianza.

Muchos líderes se agotan porque no tienen el valor de pedir ayuda. El estigma de la debilidad y el menosprecio de nuestros sentimientos nos impide la salud emocional y atrofia nuestra eficacia en el ministerio.

Si perdemos el contacto con nuestras propias emociones y lo que significa ser humano, no le podemos dar a la gente lo que necesita: un contacto relacional con un Dios relacional que interviene en nuestras luchas.

Los plantadores de iglesias pueden usar su cerebro para descubrir cómo impactar al mundo para Cristo, pero son ineficaces al usar su cerebro para saber qué está pasando dentro de ellos. Tómese el tiempo para sentir sus sentimientos y decir la verdad a las personas adecuadas.

No podemos dar lo que no tenemos. Mientras trabajas para hacer avanzar el reino de Dios y cuidas de todos, recuerda cuidarte a ti mismo.

Escuche este episodio de podcast con Chip Dodd, el fundador de Sage Hill Counseling Center, mientras habla sobre la importancia de la salud emocional.


Published noviembre 14, 2019

P.S. Get our best content in your inbox

We send one email per week chock full of articles from a variety of Send Network voices.