El acorazado de Darwin: Informe sobre el estado de los agujeros que han surgido en este barco

Por Phillip E. Johnson 

En el epílogo a la segunda edición de Darwin on Trial (1993) [publicado en español con el título Proceso a Darwin], escribí lo siguiente:
 

La evolución darvinista, con su ciega tesis de relojero, me hace pensar en un gran acorazado que flota en el océano de la realidad. Sus flancos están fuertemente blindados por barreras filosóficas contra la crítica, y su cubierta está atestada de grandes armas retóricas listas para intimidar a cualquier posible atacante. En apariencia, es tan inexpugnable como la Unión Soviética parecía ser apenas hace unos años. Pero el barco ha empezado a hacer aguas, y los oficiales más perceptivos del barco han empezado a sentir que toda la potencia de fuego de la nave no podrá salvarla si no se tapan los agujeros. Por supuesto habrá esfuerzos heróicos por salvar el barco, y algunos convincentes rescatadores invitarán a los oficiales a refugiarse en botes salvavidas electrónicos equipados con aparatos de alta tecnología como equipos autocatalíticos y modelos computarizados de sistemas autoorganizados. El espectáculo será fascinante, y la batalla continuará por mucho tiempo. Pero finalmente la realidad triunfará.

Siempre es arriesgado hacer predicciones como esta. Ahora, doce años después, vale la pena voltear y ver qué ha pasado. Existen varias tendencias que nos darán una idea de cómo están las cosas.

Algo muy evidente es que el Movimiento del Diseño Inteligente, surgido como resultado de la publicación de Darwin a Prueba, se ha convertido en un actor principal del ataque al darvinismo. Entre el 2004 y el 2005 ha sido raro el día que no aparezca una noticia importante acerca del diseño inteligente. Como predije, se ha utilizado toda la potencia de las “grandes armas retóricas”. Con frecuencia las organizaciones científicas descalifican al diseño inteligente llamándolo “creacionismo con un esmoquin barato”. Sueñan con conspiraciones y hacen falsas acusaciones. Tratan de asegurarse de que ningún simpatizante del diseño inteligente pueda publicar artículos en revistas reseñadas por sus colegas, y luego utilizan la falta de dichos artículos para probar que el diseño inteligente no es un tema científico. Tratan de evitar que los científicos partidarios del diseño inteligente logren hacer investigación u obtengan puestos de enseñanza. Se inmiscuyen en los procesos de toma de decisiones de los distritos escolares locales para asegurarse de que el darvinismo no sea cuestionado en forma alguna, y acuden a la Unión para las Libertades Civiles Norteamericanas (ACLU, por sus siglas en inglés) si hay algún intento de presentar un enfoque justo y balanceado de la evolución.

Aparentemente, los rectores de las universidades se sienten amenazados cuando los estudiantes cuestionan a los maestros de biología que hacen fuertes declaraciones en cuanto a que el diseño inteligente “no es un tema científico”. En ocasiones les sale el tiro por la culata, pues los estudiantes se preguntan por qué la gente que está en el poder necesita proteger a la evolución contra cualquier desafío que se le presente. Se están formando clubes del diseño inteligente en todo el mundo universitario; éstos realizan foros para que los estudiantes piensen en todos los aspectos científicos que rodean a la evolución. La situación ha cambiado mucho con el fenomenal crecimiento de la educación abierta. Quienes estudian en casa se están informando cada vez mejor sobre este tema y, si van a la universidad, pueden resistir el adoctrinamiento y evaluar adecuadamente los argumentos dogmáticos.

¿Y qué pasó con los agujeros que descubrí en 1993? ¿Han sido taponeados con nuevas pruebas científicas? El “agujero”, como yo lo vi, era que el mecanismo darviniano de la evolución no podía explicar cómo llegó a surgir el complicado mundo viviente. Muchas veces al año aparece algún encabezado asegurando que un nuevo descubrimiento probará que Darwin tenía razón en todo. Pero con frecuencia el nuevo descubrimiento cuestiona alguna suposición anterior acerca de la evolución. Algunas veces aparecen noticias sobre descubrimientos que implican la existencia de un diseñador inteligente, pero nunca se admite tal orientación. Un ejemplo es el descubrimiento de una planta que repara cambios genéticos perjudiciales guiándose por una “plantilla” ausente en la planta misma.

En un número reciente de la revista Harvard Magazine, Edward O. Wilson, decano de ciencia evolutiva de la Universidad de Harvard, describió cómo funciona la selección natural sin utilizar casos de estudio concretos, sino un ejemplo puramente hipotético. Escribió sobre pájaros con diferente color de ojos y cómo un color puede predominar en la población, provocando gradualmente un cambio evolutivo. Sin embargo, este ejemplo no nos da ninguna clave que explique mediante el darvinismo u otros mecanismos materialistas cómo surgió la vida a partir de sustancias químicas, o cómo se desarrollaron los complicados planos llenos de información necesaria para la formación de cuerpos y órganos. Wilson sólo da declaraciones generales acerca de la “belleza” y “poder explicativo” de la evolución.

Recientemente, Harvard inició un importante proyecto de investigación para estudiar el origen de la vida. Tal vez haya sido una reacción a las críticas lanzadas por el movimiento del diseño inteligente. Otros artículos recientes sugieren que biólogos del sistema establecido están haciendo investigaciones específicas para contestar los desafíos lanzados por el diseño inteligente. Sí es así, todo el mundo debe celebrarlo como algo bueno. Quienes estamos en el movimiento del diseño inteligente somos partidarios de la buena ciencia. Si nuestras críticas y preguntas conducen a investigaciones de mejor calidad, no nos espantan los resultados. Por lo pronto, nuestra preocupación es lograr que los científicos evolucionistas sean siempre honestos acerca del estado actual de las pruebas, y permitir que los jóvenes entiendan por qué hay controversia acerca del tema de la evolución.

RESUMEN BIOGRÁFICO: Phillip E. Johnson es Profesor Emérito Jefferson Peyser de Leyes en la Universidad de California en Berkeley. El Dr. Johnson es un reconocido orador y escritor experto en la importancia filosófica del darvinismo. Sus libros sobre el tema incluyen Darwin on Trial [Proceso a Darwin], Reason in the Balance [Razón en la Balanza], Defeating Darwinism by Opening Minds [Cómo Vencer al Darvinismo Abriendo Mentes], The Wedge of Truth [La Cuña de la Verdad] y Asking the Right Questions [Cómo Hacer las Preguntas Correctas] (todos de InterVarsity). Impartió clases de leyes durante más de treinta años en la Universidad de California en Berkeley. Entró a la controversia sobre la evolución porque considera que los libros que defienden al darvinismo son dogmáticos y poco convincentes. El Prof. Johnson es consejero del Centro para las Ciencias y la Cultura del Instituto Discovery.


Published November 6, 2017