El Evangelio copto de Tomás

Craig Blomberg

Distinguido Profesor de Nuevo Testamento, Seminario de Denver

En la década de los ’90, el conocido Seminario de Jesús sometió a votación la

autenticidad de todas las declaraciones y hechos atribuidos a Jesús en los

cinco evangelios: Mateo, Marcos, Lucas, Juan y Tomás. En la

iglesia conocida como Escuela de la Unidad del Cristianismo, algunas lecciones

dominicales matutinas se toman del Evangelio de Tomás. En su reciente éxito

editorial titulado Beyond Belief [Más allá de las creencias], Elaine

Pagels rechaza al cristianismo ortodoxo en favor de la religión más atractiva

que ella cree encontrar en este evangelio no canónico.1 Pero, ¿qué

es el Evangelio de Tomás, y por qué se ha anunciado tanto últimamente en

ciertos círculos?

Para empezar, debemos hacer una distinción entre el Evangelio copto de Tomás

(origen de nuestros tres ejemplos preliminares) y la obra apócrifa del siglo

tercero frecuentemente conocida como Evangelio de la infancia de Tomás, el cual

contiene algunos extravagantes milagros atribuidos a Jesús, el “niño

maravilla”. El Evangelio copto de Tomás forma parte de la Biblioteca Nag

Hammadi, una colección de manuscritos encontrados en el sitio del mismo nombre,

ubicado cerca de Chenoboskion, Egipto, justo después de la II Guerra Mundial.

Esta “biblioteca” contiene, principalmente, aunque no exclusivamente, obras

gnósticas escritas en copto, el lenguaje del antiguo Egipto y algunas regiones

de Etiopía.

El gnosticismo es una religión o filosofía híbrida que empezó con el

dualismo radical de Platón, el cual hace una marcada división entre el mundo

material y el mundo inmaterial y sólo encuentra redimible al segundo de ellos.

Era una mezcla de unos cuantos conceptos judíos, muy pocos conceptos

cristianos, y una pizca adicional de filosofía griega. El resultado fue una

perspectiva del mundo adoptada por una gran variedad de sectas con creencias

diferentes, centradas en la convicción de que la creación de este universo fue

un acto de rebelión de un “dios” menor (más técnicamente, una “emanación” de la

Deidad original). La redención se logra reconociendo la chispa de divinidad que

yace (o puede yacer) dentro de uno, y convirtiéndola en llama mediante el

“conocimiento” secreto (griego, gnôsis). Debido a que consideraban la

materia como inherentemente maligna, la mayoría de los gnósticos se volvieron

ascetas, aunque unos cuantos optaron por el hedonismo. Casi todos aceptaron

rápidamente la deidad de Jesús (aunque la entendieron en los términos de su

filosofía griega), pero tuvieron problemas para aceptar su humanidad. No

entendían cómo podía Dios haberse convertido verdaderamente en humano, ya que,

según ellos, eso lo hubiera corrompido. Por lo tanto Jesús redimió a la gente

no mediante una muerte sustitutiva siendo totalmente humano, sino aparentando

ser humano y revelando la verdad acerca de la naturaleza de la humanidad y el

universo, verdad que capacita a la elite que la acepta para trascender este

mundo maligno.

La mayoría de los textos Nag Hammadi llamados evangelios son diálogos un

poco extensos supuestamente entre Jesús y varios seguidores, principalmente en

lugares secretos después de la resurrección, con lenguaje y conceptos que

tienen poco parecido con los del Nuevo Testamento. La mayoría de estos

documentos no antecede al siglo III d.C. Pero Tomás es diferente. Está

compuesto de 114 declaraciones consecutivas de Jesús, más de la mitad de ellas

introducidas sin otra cosa que la frase “Jesús dijo…” Aunque el resto de las

declaraciones viene con breves indicios del lugar, tema o interlocutor, sólo de

forma periódica dos o tres pasajes consecutivos forman claramente una unidad.

La mayor parte del documento se parece a lo que podemos encontrar parcialmente

en otras fuentes judías o grecorromanas (ejemplos de lo “mejor” de las

enseñanzas de algún famoso rabino o filósofo, recordados por uno o más de sus

seguidores).

El Evangelio copto de Tomás data del siglo IV o V; pero se ha descubierto

que fragmentos del documento griego Oxyrhynchus (descubierto a finales del

siglo XIX en otra parte de Egipto y el cual data del siglo II) son parte de una

edición más antigua del Evangelio de Tomás. Por lo tanto, este es el evangelio

no canónico más viejo conocido que haya sobrevivido en cualquier idioma

antiguo, excepto tal vez por algunos pequeños fragmentos de otro u otros dos

documentos.

Tomás difiere también de otros evangelios no canónicos en que casi la mitad

de sus declaraciones son al menos parcialmente paralelas a alguna otra de

Mateo, Marcos, Lucas o Juan. Por ejemplo, Tomás 34 dice: “Jesús dijo: ‘Si un

ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un foso'” (cf. Mateo

15:14)2. La declaración 44 dice: “quien blasfeme contra el Padre

será perdonado, y quien blasfeme contra el Hijo será perdonado, pero quien

blasfeme contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en la Tierra ni en el

Cielo” (cf. Marcos 3:28-29). Adicionalmente, Tomás 48 anuncia: “Si hacen las

paces unos con otros en esta casa, dirán a la montaña: ‘Muévete’, y se moverá”

(cf. Marcos 11:23)

Casi un tercio de las declaraciones del evangelio de Tomás tienen origen

claramente gnóstico. Así, la declaración 3b dice: “El Reino está dentro de

ustedes, y fuera de ustedes. Cuando se conozcan, llegarán a ser conocidos, y se

darán cuenta de que son hijos del Padre viviente. Pero si no se conocen, viven

en la pobreza, y ustedes mismos son esa pobreza”. Nuevamente, Tomás 29

proclama: “Si la carne llegó a ser debido al espíritu, es una maravilla. Pero

si el espíritu llegó a ser debido al cuerpo, es una maravilla de maravillas. De

hecho, estoy asombrado de cómo esta gran riqueza ha venido a morar en esta

pobreza”. En otras palabras, es asombroso que lo corruptible pudiera surgir de

lo incorruptible, pero lo contrario sería aún más asombroso.

En cuanto al resto de las enseñanzas contenidas en Tomás, no puede

demostrarse que sean ortodoxas o necesariamente gnósticas. La mayoría son

suficientemente ambiguas para entenderse de varias formas. Tomemos por ejemplo

la declaración más corta de este documento (42): “Conviértanse en pasajeros”.

¿Significa esto que uno debe vivir en este mundo caído como un visitante de

paso? El Jesús del Nuevo Testamento podría haber pensado de esa forma. ¿O

debemos considerar el universo material como algo de lo que es deseable

liberarnos? Ahora la declaración se vuelve gnóstica. Piense en la declaración

56: “Quien ha logrado entender el mundo ha encontrado (sólo) un cadáver, y

quien ha encontrado un cadáver es superior al mundo”. ¿Significa esto que si la

gente adora el sistema del mundo caído morirá, mientras que quien reconoce que

morirá (y evita servir a Mammon) escapará del pecado? Jesús podría haber

pensado así. O contrariamente al pensamiento cristiano, ¿significa esto que

quien se afianza al cuerpo material se sostiene sólo de lo que muere, pero eso

por lo menos es mejor que tratar de sostenerse de la totalidad del mundo

material? ¿Acaso significa algo totalmente diferente?

Esta tercera categoría de declaraciones ha intrigado particularmente a los

eruditos. ¿Podrían algunas de las enseñanzas que suenan más ortodoxas reflejar

dichos genuinos de Jesús no preservados en ninguna otra parte? Entre las

declaraciones que aparecen en Tomás y tienen el “sello” del Jesús histórico

están la 98 (una parábola): “El Reino del Padre es como cierto hombre que quiso

matar a un hombre poderoso. En su propia casa sacó la espada y la encajó en la

pared para saber si su mano la podía. Luego mató al hombre poderoso”. Uno

piensa especialmente en las parábolas del constructor de la torre y del rey que

fue a la guerra en Lucas 14:28-32. Considere también la declaración 82: “quien

está cerca de mí está cerca del fuego, y quien está lejos de mí está lejos del

Reino”. Sin embargo, ni siquiera el Seminario de Jesús puso demasiado énfasis

en las declaraciones que aparecen en Tomás y no tienen paralelo en los

evangelios canónicos.

Lo único que los impresionó fueron los textos paralelos, especialmente las

parábolas, las cuales aparecen más cortas y menos alegóricas en Tomás. Si la

brevedad y la falta de detalles son signos de una tradición en desarrollo,

entonces los relatos sinópticos deben ser posteriores a Tomás, cuyo origen debe

recorrerse a la mitad del siglo I.  Sin embargo, en la ininterrumpida

tradición oral de las enseñanzas de Jesús se fueron abreviando y eliminando

elementos alegóricos con más frecuencia de lo que se extendieron, así que esta

forma de pensar es poco concluyente. Además, Nicholas Perrin ha armado una

convincente demostración de la idea de que el documento de Tomás tiene origen

siríaco, con base en la armonización más antigua conocida de los evangelios

canónicos, el Diatessaron de Tatiano (180 d.C. aprox.). Traduciendo al

siríaco el texto copto existente, Perrin pudo demostrar que la razón de la

aparente secuencia aleatoria de las declaraciones en el documento de Tomás es

que con frecuencia cada una de ellas estaba unida a la siguiente sólo por una o

más “palabras gancho” (patrón que puede observarse sólo la mitad del tiempo en

las versiones coptas y griegas de este evangelio).3

El Evangelio de Tomás, o el gnosticismo en general, pueden parecer a primera

vista más “iluminados” desde una perspectiva moderna (o postmoderna) que las

partes del Nuevo Testamento. Sin embargo, si uno ha de aceptar la perspectiva

gnóstica del mundo, debe aceptarla completa. La declaración final de este

enigmático evangelio muestra a Pedro diciendo a Jesús y a los otros discípulos:

“Dejen que María se vaya, porque las mujeres no merecen la vida”. Jesús

responde: “Yo mismo la guiaré para convertirla en varón, para que ella también

pueda convertirse en espíritu vivo como ustedes los varones. Porque toda mujer

que se haga varón entrará al Reino de los Cielos”. ¡Quienes en el presente se

apropian de las enseñanzas contenidas en Tomás rara vez se adhieren a esta

perspectiva! De hecho, el Evangelio de Tomás puede parecer superior a los

evangelios canónicos sólo por el uso selectivo de sus enseñanzas. A pesar de lo

que algunos puedan asegurar, este documento no abre ninguna ventana

significativa a la historia y los orígenes cristianos del primer siglo, sino

sólo a su corrupción posterior.4

 
Notas
1 Elaine Pagels, Beyond Belief: The Secret Gospel of Thomas

[Más allá de las creencias: El evangelio secreto de Tomás] (Nueva York:

Vintage, 2003).
2 Todas las citas provienen de The Nag Hammadi Library in

English [La Biblioteca Nag Hammadi en inglés], ed. de James M. Robinson,

(San Fracisco: HarperSanFrancisco, rev. 1997).
3 Nicholas Perrin, Thomas and Tatian [Tomás y Tatiano]

(Atlanta: SBL, 2002).
4 Vea especialmente Das Thomasevangelium [El Evangelio de

Tomás], Michael Fieger (Münster: Aschendorff, 1991). Cf. “Thomas and the

Synoptics” [Tomás y los sinópticos], Christopher Tuckett, Novum

Testamentum 30 (1988): 132-57; y The Missing Gospels: Unearthing the

Truth Behind Alternative Christianities [Los evangelios perdidos:

Desenterrando la verdad sobre el cristianismo alternativo], Darrel L. Bock,

(Nashville: Nelson, 2006).

 


Published March 27, 2007