Por William Wagner
Tanto musulmanes como cristianos sienten que su religión es superior a la
otra. Ambos son intensamente misioneros y tienen la meta última de ganar al
mundo para su fe. Cuando dos fuerzas dinámicas chocan de frente, es natural que
salten chispas.
Un método misionero utilizado eficazmente por los musulmanes en África y
Europa es lo que se conoce como “encuentros de poder”. Un ejemplo bíblico de
dicho tipo de encuentro es el reto lanzado por Elías al profeta de Baal en el
monte Sión: “Vamos a ver cuál Dios es más poderoso”. El encuentro fue público y
decisivo, haciendo saber a todos que Jehová había mostrado su poder por medio
de Elías.
Respecto a los encuentros de poder en el mundo de hoy, hay tres formas
diferentes de batalla entre estas dos grandes religiones del mundo:
1. Encuentros entre estructuras religiosas
2. Encuentros sobre teología
3. Encuentros espirituales y de conversión
Los diálogos y debates, que son comunes, generalmente entran en los primeros
dos tipos, mientras que el tercero entra en una forma de guerra espiritual que
resulta algo extraña a muchos cristianos del siglo XXI. El contacto a través
del diálogo es un método muy utilizado que rara vez produce resultados reales,
excepto porque posiblemente crea un mejor entendimiento de la religión del
otro. En las últimas dos décadas, el islamismo ha empezado a reemplazar el
diálogo por otra forma que se adapta mejor a su deseo expresado de obtener una
victoria inmediata sobre la oposición. La nueva forma de encuentro que está
siendo utilizada con éxito por los musulmanes es el “debate”. Hay dos formas:
una es el debate de alto perfil, bien publicitado y llevado a cabo en un salón
grande; la otra ocurre cuando una mezquita reta a una iglesia a un debate que
por lo general se lleva a cabo en un lugar público, como un parque.
El principal promotor de este método fue el clérigo musulmán sudafricano
Ahmed Deedat. Siendo un hombre muy capaz, pasó mucho de su tiempo aprendiendo
todo lo que pudo acerca del cristianismo. Cuidadosamente y con gran encanto
atraía a sus oponentes hacia el debate. En una ocasión, Deedat retó al
reverendo evangélico norteamericano Jimmy Swaggart a un debate público.
Swaggart era un gran conocedor de la Biblia, pero sabía poco o nada acerca del
islamismo o de encuentros anteriores entre las dos religiones. Al final del
debate la mayoría estaba de acuerdo en que Swaggart había perdido
estrepitosamente. Hoy usted puede entrar a casi cualquier librería islámica en
Estados Unidos y occidente y encontrar la videocinta de gran venta “El Gran
Debate entre Ahmed Deedat y el famoso Norteamericano Evangélico Jimmy
Swaggart”. A los musulmanes se les anima a comprar la cinta y mostrarla a sus
amigos cristianos como prueba de la superioridad del islamismo sobre el
cristianismo.
Tanto en los debates públicos como locales, los musulmanes se aseguran de
tener presente a un gran número de su propia gente. Durante la reunión estarán
listos para interrumpir al orador cristiano y aplaudir fuertemente al musulmán.
En algunos casos esto se sale de control y puede aparecer la violencia. La
actitud islámica es que ellos tienen la razón, y ese tipo de encuentros con
frecuencia les ayudan porque son maestros en la intimidación.
En algunos casos el líder cristiano está preparado tanto mental como
espiritualmente y listo para asumir el reto. En esos casos, es notorio que el
Espíritu Santo está guiando las acciones de los cristianos y con frecuencia
llega el éxito. En un largo debate del Sr. Deedat con el Rev. Anis Shorrosh en
Sudáfrica, era aparente que el Rev. Shorrosh estaba ganando, así que antes de
que terminara la confrontación, los musulmanes atacaron el estudio. El Rev.
Shorrosh tuvo que salir por la puerta trasera para escapar en automóvil. Uno de
sus seguidores fue apuñalado. Los musulmanes toman muy en serio estos
encuentros.
La tercera forma (encuentros espirituales y de conversión) es un encuentro
mucho más personal que afecta a la persona común. He hablado con más de 300
musulmanes que se han convertido al cristianismo en cuatro continentes y he
descubierto que están dispuestos a hablar sobre la forma en que encontraron su
nueva fe. La mayoría se decidió porque: 1) tuvo una visión de Cristo; 2) Jesús
se le apareció en un sueño; ó 3) oyó la voz de Dios o un ángel que le dijo qué
hacer. Parece que cada vez están teniendo lugar más encuentros espirituales en
todo el mundo.
Es urgente que la iglesia se prepare espiritualmente para tales encuentros.
Un día el Dr. Donald McGavran, el gran estudioso de las misiones, fue visitado
por un amigo. El Dr. McGavran estaba muy enfermo y no se esperaba que viviese
mucho tiempo más, pero su mente aún estaba lúcida y preguntó a su amigo: “¿Qué
parte de la Gran comisión ha sido más descuidada por la iglesia de hoy?” Su
amigo pensó la pregunta y repasó las palabras de Jesús en el capítulo 28 de
Mateo. Dijo para sí: “se nos pide ir, hacer discípulos, bautizar y enseñar”. Su
amigo concluyó que al parecer la iglesia hace todas esas cosas. McGavran
contestó: “Lo que la iglesia ha descuidado más es esto: ‘Toda autoridad sobre
el cielo y la tierra me ha sido dada'”. La iglesia no ha entendido la autoridad
que tiene en el mundo actual. En los encuentros espirituales con los musulmanes
debemos volver a ganar la autoridad espiritual que Jesús quiere dar a su
iglesia.
Algunos teólogos se preguntan si las señales, milagros y maravillas son
válidos hoy en día. Yo creo que cuando entramos a un encuentro de poder con el
islamismo debemos creer que nuestro Dios está listo para darnos el poder
necesario para enfrentarnos a un enemigo muy difícil. Repito, he visto muchos
milagros cuando los cristianos están en contacto con los musulmanes.
Un misionero de la Junta de Misiones Internacionales de la
Convención Bautista del Sur tuvo una experiencia muy emocionante y poderosa.
Fue enviado a una gran ciudad musulmana de África para encontrar formas de
ganar gente para el Señor. Su amor y compasión por ellos era evidente para
todos, y en poco tiempo se ganó la amistad y respeto de muchos musulmanes de la
ciudad. Un día recibió una llamada telefónica del Imam de ochenta años, el
líder de la mezquita central, quien le pidió que fuera a la mezquita para
bendecir a la gente en el nombre de Jesús. En la reunión, el Imam pidió al
misionero que orara por su gente, y después de orar por algunos en la mezquita,
un hombre de apariencia distinguida se puso de pie y llevó a su hija de ocho
años al frente, pidiendo al misionero que orara para que Dios sanara sus
piernas secas. El hombre había oído que había poder en el nombre de Jesús”. La
condición de la niña no cambió inmediatamente después de la oración. El hombre
agradeció al misionero y regresó a la parte posterior de la mezquita. La niña
forcejeó en los brazos de su padre hasta que él la bajó al piso y ella se puso
de pie por primera vez en su vida. Había sido sanada.
Después de este encuentro de poder, muchos musulmanes de esa área de África
creyeron y se convirtieron al cristianismo, no por un cambio intelectual, sino
debido a un verdadero encuentro de poder espiritual.
La lucha continúa entre las dos religiones más grandes del mundo. Aunque
quizá no nos guste, es un hecho que los encuentros de poder se dan con
frecuencia. La religión que promueve dichos encuentros es el islamismo, pero la
Iglesia es fuerte y capaz de defenderse. La batalla continuará e incluso se
intensificará como parte del actual choque de civilizaciones.
Published November 5, 2009