Población Judía: Mundial: 13,200,000; Israel: 4,900,000;
Estados Unidos de América: 5,700,000; Canadá, 362,0001
Denominaciones Judías en Norte América: Ortodoxos: 17 por
ciento; Conservadores: 33 por ciento; Reformistas: 22 por ciento; Sin
Afiliaciones: 28 por ciento.
¿Quiénes son los Judíos?
Según las Escrituras (ver
Gén. 12:1-2; 17:20-21; 21:12; 28:3-4, 10-17; Hechos 7:8), son descendientes de
Abraham, Isaac, y Jacobo y aquellos que se les sumaron a los judíos como
proselytes. Por lo tanto, no deben ser definidos en términos de raza, política
ni religión. Ellos constituyen un grupo étnico, o para utilizar la frase
bíblica, “la casa de Israel”. Aunque el linaje en las Escrituras es
patrilineal, en los siglos de intervalo, el linaje se ha basado en la madre. La
mayoría de los Judíos no salvados excluirían de esta definición aquellos que
han aceptado a Jesús como el Mesías. Naturalmente, los Judíos Mesiánicos (o
Judíos Cristianos) no están de acuerdo con esto. Argumentarían que su fe en
Jesús (Yeshua, en Hebreo), la esperanza de Israel y el Rey de los Judíos, en
lugar de disminuir su sentido de Judaísmo, en realidad lo aumenta. Algunos
agregarían que debido a que la sinagoga no confirió sobre ellos el Judaísmo,
tampoco se los pueden quitar.
Los judíos de Norte América no están unidos por una estructura
organizacional, teología, o partido político. Del 72 por ciento que están
afiliados a una sinagoga, menos del 10 por ciento asisten a la sinagoga con
regularidad. Aunque es verdad que la práctica de los días religiosos en casa es
más importante que la adoración en grupo, es también verdad que muchos están
involucrados en el secularismo, religiones de New Age, y algunos hasta en el
Budismo. La mayoría están relacionados con agendas liberales políticas y
sociales. Sin embargo, existe un movimiento conservador que resalta los valores
familiares, el capitalismo, y principios conservadores.
Categorías y Denominaciones
El Judaísmo por lo general es clasificado en tres denominaciones: Ortodoxo,
Conservador, y Reformado. No obstante, el Judaísmo Ortodoxo, se divide en dos
grandes categorías: Ortodoxo Moderno y Hasidismo. Los Ortodoxos Modernos
generalmente son más académicos, mientras que los Hasidicos son más místicos.
Uno de los grupos de “gran notoriedad” dentro del Hasidismo es el Lubavitch
(también llamado Habad). Los hombres Hasidicos normalmente utilizan trajes
negros o gris oscuro y siempre portan el solideo (en Hebreo, kippah; en Yidish,
yarmulke). Los Judíos Ortodoxos insisten en vivir un Judaísmo tradicional, con
muy pocas adaptaciones a la modernidad.
Por otro lado, el Judaísmo Reformista (no el Judaísmo “Reformado”) ha
aceptado la modernidad, liberalismo, y humanismo en un esfuerzo para aumentar
su sentido de relevancia. Aunque existen una variedad de creencias dentro del
Judaísmo Reformista, generalmente mantiene una postura más incluyente sobre el
feminismo, la homosexualidad y el agnosticismo.
El Judaísmo Conservador es el “puente” entre el Judaísmo Ortodoxo y el
Judaísmo Reformista. Esta es la denominación más grande dentro de comunidad
Judía; es importante señalar que el término “Conservador” se aplica a su
enfoque conservador hacia la religión y no debe entenderse como una etiqueta
política. Su deseo es tomar en consideración la cultura moderna y al mismo
tiempo “conservar” tanto como sea posible el Judaísmo tradicional. De nuevo,
existe una variedad de perspectivas dentro del Judaísmo Conservador. Algunas
sinagogas conservadoras se acercan más al Judaísmo Ortodoxo, mientras otras se
acercan más al Judaísmo Reformista. Hay otros grupos más pequeños dentro del
Judaísmo pero estos mencionados son los principales.
En medio de dicha diversidad, es casi imposible generalizar creencias. Por
lo tanto, la única manera de comprender las creencias de cualquier Judío en
particular es hablar directamente con el o ella. También debe considerarse que
el Judaísmo promueve el comportamiento y no la doctrina.
Aunque hay que reconocer que habrá sus excepciones en cada punto, el
siguiente resumen puede ayudarlo a comprender las creencias de la mayoría de
los judíos en Norte América.
La Naturaleza y Suficiencia de las Escrituras.
El Judaísmo Ortodoxo tiene una visión muy alta de la inspiración de las
Escrituras Hebreas. Los judíos utilizan el acrónimo Tanakh para referirse a lo
que la mayoría de los cristianos llaman el Viejo Testamento. El texto es el
mismo en hebreo, aunque el orden de los libros es un poco diferente y hay
diferencias ocasionales en la numeración de los capítulos y versículos.
Mientras el Tanakh es considerado como la Palabra de Dios, el Judaísmo otorga
diferentes niveles de inspiración a sus diferentes divisiones. La Torá, los
cinco libros de Moisés, son considerados como una inspiración de Dios; el libro
de los Profetas tiene un nivel de inspiración ligeramente más bajo; y las
Escrituras tienen un nivel de inspiración aún más bajo. El Judaísmo Reformista
tiene una opinión muy liberal, considera a las Escrituras como una creencia
tradicional y la sabiduría colectiva de los Judíos refinada al pasar de los
siglos. El Judaísmo Conservador mantiene una posición intermedia.
Sin embargo, la Escritura ciertamente no es considerada como suficiente,
está incompleta sin la “Segunda Ley (o Ley Oral).” Esta Ley Oral se expresa
generalmente en las escrituras de las tradiciones Judías encontradas en el
Talmud. El Talmud es un conjunto de libros, comprendidos por la Mishnah y
varios comentarios. Está impreso de tal manera que cada parte del Mishnah está
impreso en la misma página junto con sus comentarios. Una compilación popular
de las reglas del Talmud es el Shulchan Aruch, el cual da un resumen de los
lineamientos para el orden de una casa y estilo de vida Judío.
La Escritura no solo es insuficiente sin la Ley Oral, el Judaísmo mantiene
que se le debe de otorgar una autoridad mayor a estas tradiciones. El Judaísmo
enseña que aún si una voz desde el cielo contradice el consenso de los sabios,
ésta (la voz del cielo) debe rechazarse.
Dios
El versículo definitivo de la Escritura para el Judaísmo rabínico es
Deuteronomio 6:4, conocido comúnmente como el “Shema” (“escuchar” en Hebreo):
“Escucha, O Israel: El Señor es nuestro Dios es el único Señor.” La palabra
clave de este versículo donde se proclama que hay un sólo Dios es una palabra
Hebrea que permite una unidad compuesta. Por ejemplo, se utiliza en la
Escritura al referirse a un hombre y a su esposa (“una” persona) y para la
noche y la mañana (“un” día). A pesar del Shema, el Judaísmo ha utilizado
repetidamente otra palabra para describir a Dios, una palabra que significa
singularidad total y absoluta. Dios es visto principalmente como trascendente,
y para muchos judíos, Dios es más bien impersonal. Para algunos, El se ha
convertido en un poco más que un principio filosófico o una fuerza
impersonal.
Hombre
El punto de vista que el Judaísmo tiene de la humanidad es más influenciado por
el relato bíblico de su creación a la imagen de Dios que por el relato de su
caída por la desobediencia y el pecado. Por consiguiente, el Judaísmo ofrece un
humanismo noble, el cual es esencialmente idealista y optimista. La enajenación
entre Dios y el hombre es superada cuando el hombre intenta alcanzar a Dios.
Martin Buber, un famoso teólogo y escritor Judío Ortodoxo, dice que “es con la
fe que tiene el hombre luchador, en su esfuerzo moral, puede escalar la colina
empinada que lleva hacia Dios.”2
El Judaísmo Rabínico también insiste en la libertad absoluta de la voluntad
humana. Un autor Judío dijo: “en el acto de expiación, tanto Dios como el
hombre cooperan…, pero en el primer plano se encuentra el trabajo del hombre
logrado por su propia fuerza.”3
Pecado
El Judaísmo es motivado por el deseo de hacer la voluntad de Dios. El Judaísmo
cree que la voluntad de Dios se encuentra principalmente en la Ley Mosáica, ya
que ha sido elaborada y aplicada a las circunstancias cambiantes a través de
los siglos. En el Judaísmo rabínico, el bien y el mal son siempre posibilidades
para el hombre, pero su dignidad y su bondad básica requieren que sea libre
para inclinar la báscula en cualquier dirección, y su inclinación es la de
elegir el bien. Por lo tanto, el Judaísmo es optimista sobre la habilidad del
hombre a hacer la voluntad de Dios, y el pecado generalmente no es una
preocupación importante.
Con la destrucción del templo por los romanos en el año 70 D.C., el sistema
de sacrificios terminó. Se necesitó de la reconstitución del Judaísmo, ya que
el sistema de sacrificios era el cimiento de la Alianza Mosáica. Las Escrituras
enseñaban que el acercamiento del hombre a Dios sólo podía ser de manera
indirecta, (es decir, por medio la sangre de los sacrificios). El Judaísmo
invirtió esto y empezó a enseñar que una persona podía acercarse a Dios de
manera directa.
Expiación
Desde la destrucción del templo en Jerusalén, se han desarrollado al menos tres
posiciones dentro del Judaísmo acerca de la expiación de los pecados. La
posición más común es que el arrepentimiento, la oración y las buenas obras
proporcionan una expiación. También se considera que el sufrimiento de los
judíos, como grupo, proporciona una expiación. Esto se basa en la
interpretación del Siervo Justo en Isaías 53 como el pueblo de Israel. Por
ultimo, está la visión que los Judíos de manera automática tienen su parte en
el mundo por virtud de ser Judíos. En cualquier caso, no existe un concepto de
la necesidad para la regeneración. Si un Judío se ha alejado de Dios,
únicamente necesita “regresar” (la cual en Hebreo significa “arrepentimiento”)
y seguir el camino de Dios.
El Mesías
El énfasis que los Cristianos ponen sobre Jesús como el Mesías ha forzado el
tema hacia el fondo en los círculos rabínicos. Dentro del Judaísmo, la visión
acerca del Mesías es variada. El Judaísmo permite conceptos del Mesías en
términos personales e impersonales. Algunos interpretan al Mesías como un
futuro Salvador político o miliar. Sin embargo, otros interpretan al Mesías
como una edad de oro de paz y prosperidad. Por ultimo, algunos creen en el
Mesías en términos nacionalistas, como el Estado de Israel moderno.
Aunque el Judaísmo Ortodoxo conserva la creencia de un Mesías personal y El
forma parte claramente en la liturgia, El no ocupa un papel importante en el
pensamiento Judío contemporáneo. Además, las otras dos posiciones están aún más
alejadas del concepto de un Mesías personal. A pesar de esta diferencia de
opinión dentro entre los rangos del Judaísmo rabínico, en esencia todos están
de acuerdo en esto: Jesús no es el Mesías. Un erudito Judío Cristiano
caracteriza la posición de la sinagoga de la siguiente manera: “Con Mesías o
sin él, para el Judaísmo el Reino de Dios está en nuestras manos; depende de
nosotros el establecerlo en la tierra.”4 Por lo tanto, “El Reino de
Dios no es el reino de Dios, sino el reino del hombre donde Dios ha sido
nombrado Rey.”5
Cristo
Algunos han discutido que no es tan importante lo que el Judaísmo afirma sino
lo que niega. Un principio central del Judaísmo rabínico es la negación de
Jesús como el Mesías, mucho menos, que El es Dios. Debido a que la historicidad
de Jesús es difícil de negar, el Judaísmo lo ha aceptado pero lo despojó de Su
deidad y de Su papel como Mesías. Cuando los eruditos Judíos hablan de
recuperar el Judaísmo de Jesús, se refieren a las enseñanzas y conceptos Judíos
que Jesús expresó, pero no le confieren ninguna autoridad ni originalidad.
Jesús era sencillamente un humilde reformador y maestro Judío. Dicho maestro
solo necesita ser “recuperado” de un pie de página oscuro en la historia de los
Judíos. Sin embargo, un Jesús que no necesita ser rechazado no necesita ser
recuperado.
El Holocausto
Ningún suceso como la destrucción del templo en el año 70 D.C. ha traumatizado
tanto a los judíos como el holocausto Nazi. Pero el horror de la perversión de
genocidio de Hitler también afectó la teología de los sobrevivientes Judíos, ya
que impactó de manera imprevista la manera en como concebían al mundo que se
describió anteriormente. Como Cristianos, esperaríamos que el holocausto
hubiera cambiado su visión del hombre como bueno. Pero, misteriosamente, en
lugar de preguntarse, “¿Cómo pudo el hombre cometer tanta maldad?” se
preguntaron, “¿Dónde estaba Dios cuando murieron los seis millones de Judíos?”
Su creencia en Dios fue más vulnerable que su creencia en los hombres. Las
enseñanzas bíblicas acerca del pecado y de la vida después de la muerte, donde
las injusticias de este mundo se rectifican, perdieron importancia en el
Judaísmo rabínico. Por consiguiente, un número significativo perdió su fe en
Dios tras la desgracia de Auschwitz.
Testigos para los Judíos
Las alegaciones que el Nuevo Testamento hace sobre Jesús son el tema principal
entre el Judaísmo tradicional y el Cristianismo. Son negadas por el primero y
afirmadas por el segundo. Algunos acusan que la alegación del Cristianismo que
Jesús es la única manera de salvación es una denigración del Judaísmo. Sin
embargo, la afirmación del Cristianismo no es una denigración al Judaísmo de la
misma manera que la negación de Judaísmo no es una denigración del
Cristianismo. Todos debemos buscar la verdad de Dios acerca de la expiación de
los pecados y por un estilo de vida que sea agradable a El.
La mayoría de los judíos ven al Cristianismo como una religión Gentil sin
ninguna relevancia para ellos. Cuando un judío coloca su confianza en Jesús
para su salvación y es bautizado, la comunidad Judía considera que le ha dado
la espalda a su gente y se ha convertido en Gentil. Por lo tanto es importante
comunicar que nuestro deseo no es que nuestro amigo Judío se convierta en
Gentil, sino que, como Judío, el o ella encuentre la expiación de sus pecados y
descubra una relación personal con el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
Humildad, oración y compasión sincera deben ser el testigo de un cristiano.
Muy a menudo las impresiones que los Judíos tienen del Cristianismo han sido
caracterizadas por la arrogancia, la superioridad e indiferencia por la cultura
Judía. Pablo nos advierte de este tipo de orgullo Gentil en Romanos
11:13-32.
Utilice la terminología que realza el Judaísmo de nuestra fe. Por ejemplo,
en lugar de decir “Cristo,” la cual se basa en la palabra Griega que significa
“El Ungido,” utilice “El Mesías,” la cual se basa en el Hebreo. En lugar de
decir “El Viejo Testamento,” mencione “Las Escrituras Hebreas.”
Utilice los versículos de su Biblia para hablar de temas como: el pecado
(ver Profetas 14:2-3; 51:5; Eccl. 7:20; e Isa. 59:1-2), expiación (ver Lev.
17:11 e Isa. 53:5-6), El Mesías (ver Isa. 53; Dan. 9:16; y Mic. 5:1 [v. 2 en
nuestra Biblia]), y fe (ver Gen. 15:6; Num. 21:7-9; y Joel 2:32 [3:5 en nuestra
Biblia]).
Notas
1 Las estimaciones demográficas se basan en la información del
Anuario Judío Americano; 2000 (David Singer, ed., NY: American Jewish
Committee)
2 Según Jakob Jocz en su libro Los Judíos y Jesucristo
(London: SPCK, 1962, p. 269).
3 Dr. Max Dienemann, como lo citó Jocz, pág. 274.
4 Jocz, pág. 285-286.
5 Jocz, pág. 285.
Jim R. Sibley, Coordinador de Ministerios Judíos, Evangelismo
Apologética
Published August 9, 2006