Medios estadounidenses descubren la controversia del Diseño Inteligente y dejan ir la gran noticia

Por Denyse O’Leary

Cuando los principales medios norteamericanos conocieron la controversia del

Diseño Inteligente (DI), en otoño de 2004, su reacción ilustró parcialmente la

razón de que su liderazgo y ventas hayan venido decayendo durante años. La

mayoría de los medios tenía una opinión (generalmente uniforme, predecible y

negativa), pero pocos sintieron la necesidad de profundizar en la verdadera

naturaleza de la controversia.

La verdadera controversia (versión corta)

La verdadera controversia consiste en que algunos científicos arguyen que la

complejidad estilo súper computadora mostrada incluso por las células mas

“simples” es evidencia científicamente detectable de un diseño inteligente en

las formas de vida. Dichos c aseveran que tal nivel de complejidad no

puede surgir mediante un lento proceso darviniano de cambios aleatorios

ordenados por las leyes naturales. Es necesaria la introducción de información

de alto nivel, y este tipo de información es generado por agentes inteligentes;

de ahí el término “Diseño Inteligente”.

Si estos hombres de ciencia (entre ellos Michael Behe, Bill Dembski, y

Jonathan Wells) tienen la razón, entonces Darwin estaba equivocado. Un estanque

lleno de amibas no puede transformarse en la academia francesa mediante un

lento y largo proceso carente de diseño y dirección. No importa cuanto se deje

fermentar el estanque, el cambio buscado por Darwin no sucederá “así como

así”.

La teoría del Diseño Inteligente no demuestra que la evolución no haya

tenido lugar, pero indudablemente confirma que el proceso evolutivo no puede

suceder como Darwin lo imaginó; no puede producirse sin diseño.

Hay mucho en juego. Si existe un diseño, la creencia en Dios es más

plausible. Si no, el ateísmo es más aceptable. La evidencia debe demostrar

quién tiene la razón. Al menos, eso es lo que cualquiera pensaría.

¿Un complot contra la religión secular?

Pero piense nuevamente. Tanta gente influyente ha incorporado el darvinismo

a su visión del mundo que se produjo una gran reacción de ira y temor en los

principales medios de comunicación, exactamente como si la religión secular

oficial hubiera sido atacada. Y tal vez así fue. Por ejemplo:

” Un extenso artículo titulado “Investigar y destruir” publicado por Chris

Mooney en la revista mensual “Washington Monthly” (octubre de 2004) anunciaba

que el DI es un claro ejemplo de la ciencia del “derecho religioso”. ¿Ah, sí?

entonces la evidencia impresa en cada célula de nuestro cuerpo no cuenta,

después de todo.

” La revista “Wired” recogió el clamor en el artículo “La cruzada contra la

evolución” (octubre de 2004). La mayor parte del escrito desmenuzó la tesis de

la conspiración del derecho religioso y subrayó lo que se convirtió rápidamente

en un argumento popular: los biólogos darvinistas no aceptan la teoría del

Diseño Inteligente, por lo tanto debe ser falsa.

Si está pensando que los biólogos evolucionistas tal vez tengan razón en

defender su territorio, ¡cuidado! no está pensando correctamente…

Sin embargo, “Wired” dio seguimiento a la historia con algo que casi pasó

desapercibido para los demás medios. Los editores permitieron que George

Gilder, “El Gurú de la Banda Ancha”, argumentara en favor del Diseño

Inteligente. Se le permitió decir:

La tesis del Diseño Inteligente por lo menos hace las preguntas correctas.

En un mundo científico que aún se queda corto en la discusión de la rigurosa

teoría de la Conciencia Humana o de la Gran Explosión, el argumento del Diseño

Inteligente empieza por reconocer que en toda la naturaleza la información es

jerárquica y precede a la materialización. El concepto viene antes que el

objeto concreto. La noción contraria de que el mundo conceptual, incluyendo la

ciencia misma, emergió al azar a partir de un brebaje prebiótico ha inspirado

todas las frivolidades reduccionistas del siglo XX, incluyendo el obtuso

materialismo de Marx, el pánico climático-ambiental y los miedos de Malthus

acerca de la población. En las clases de biología, nuestros estudiantes no

están aprendiendo los hechos principalmente matemáticos de la ciencia del siglo

XXI; se están empapando de los consuelos ofrecidos por el mito materialista del

siglo XIX que se apoyaba únicamente en creencias.

Así que por primera vez (y tal vez la última), los lectores humildes pudieron

escuchar el problema real: Darwin y sus contemporáneos pensaban que las células

eran muy simples y que podían surgir por casualidad de una sustancia viscosa

esencial. Todo lo demás se daba naturalmente, de la sustancia a la bestia, de

la bestia al hombre. Pero dado que las células son tan complejas como súper

computadoras, la historia ateísta de Darwin acerca de la creación debe enviarse

a revisión.

La visión de la religión secular acerca de la religión cristiana

Pero no se escuchó nada de esto por parte de “National Geographic”, cuyo

dramático artículo de noviembre de 2004 hacía la pregunta: “¿Estaba Darwin

equivocado?” Buena pregunta,  la respuesta: fue un rotundo “no”.

Luego, la revista procedía con una defensa sorprendentemente torpe de la tesis

del “no”, con bellas distracciones fotográficas.

Darwin y sus seguidores nunca han demostrado que una larga y lenta serie de

cambios sin diseño puedan convertir una sustancia pegajosa en usted. Tampoco la

revista lo hizo. Para ser justos, la fotografía artística casi lo logra. Un

momento muy interesante fue cuando el editor Bill Allen le devolvió la

tranquilidad al mundo en general al decir que el darvinismo no es una amenaza

para la fe, “la cual yace más allá de la posibilidad de las pruebas

científicas”.

Ahora detengámonos a pensar. Tal vez existan algunos credos que yazcan más

allá de la posibilidad de las pruebas científicas, pero el cristianismo no es

uno de ellos. Por ejemplo, cuando Pablo reprende a algunos cristianos de

Corinto por dudar de la resurrección de Jesús, hace notar que más de 500

personas a la vez lo vieron vivo después de la Resurrección (1 Corintios

15:3-8). Aquellas personas tuvieron evidencia suficientemente científica de que

Jesús resucitó, y nosotros la hubiéramos tenido también (así quiere Pablo que

los entendamos) de haber estado ahí. Así que cualquiera que sea la fe que

“National Geographic” promete no amenazar, no es la fe cristiana. Los

cristianos tomamos demasiado en serio la evidencia como para poner nuestra fe

más allá de la posibilidad de pruebas científicas o falta de ellas.

Todos se alinean

A principios de 2005, la locura de los medios se intensificó, con el “New

York Times”, el “Washington Post”, el “Boston Globe”, “USA Today” y toda una

hueste de luces de menor brillo sumándose para cacarear al unísono contra el DI

(el lenguaje del pensamiento grupal utilizado antiguamente por la corriente

principal de los medios de comunicación).

Un biólogo aburrido por las propuestas de los medios ha sugerido una lista de

frases automáticas para asignarlas a combinaciones de teclas y guiar a los

editorialistas que no saben nada del DI pero han recibido la consigna de

desecharlo en cacareo unísono:

“amañado”

“más sofisticado que”

“bien fundado”

“pseudo-científico”

“alarmante para los científicos”

“todos los biólogos aceptan”

“clases de religión comparativa” “sin dudas científicas”

“norteamericanos mal informados”

“controversia fabricada”

“libertadores civiles preocupados”

“la ciencia trata con la naturaleza”

Además, los principales medios generalmente mostraron una peculiaridad ya

notada anteriormente, y que se está convirtiendo en un rasgo característico:

sus agentes creen que no es necesario conocer mucho del DI para juzgarlo.

Por ejemplo, el periódico “USA Today” obtuvo la participación de Gerald L.

Zelizer, rabino miembro de su grupo de contribuyentes, para hacer rabietas

contra la evidencia del diseño de la vida, sobre la base de que la religión y

la ciencia son dos esferas separadas que pueden trabajar juntas en armonía.

(¿Pero qué hay de la evidencia?). Zelizer explicó al público con respecto al

Diseño Inteligente: “entre sus voceros más prominentes se encuentran

científicos como Michael Behe de la Universidad de Lehigh, quien señala grandes

fallas en la teoría darviniana de la cadena evolutiva continuada a partir de

unas cuantas formas originales. Por ejemplo, muchos fósiles de transición

necesarios para vincular formas antiguas con sus parientes contemporáneos no

aparecen. Por lo tanto, sólo el diseño (o Dios) y no la evolución pudo crear la

intrincada diversidad de especies vivas, afirma”.

El único problema es que Zelizer está totalmente equivocado acerca del

argumento de Michael Behe, bioquímico mejor conocido por acuñar el término

“complejidad irreductible”, el cual describe la idea de que un órgano no puede

surgir de una lenta serie de pasos porque sólo el órgano completo es funcional.

El ejemplo favorito de Behe es el flagelo (minúsculo motor fuera de borda) de

las bacterias. Él acepta la ascendencia común de las especies vivas y no

escribe acerca de los fósiles de transición. El que Zelizer haya optado

(aparentemente sin conocer todo esto) por asegurar al público que todos podemos

ignorar sin preocupación la evidencia a favor del diseño de la vida habla mucho

de la razón por la que el público de hoy busca cada vez con mayor frecuencia la

información más allá de los medios de comunicación tradicionales. El diario

“USA Today” está tan seguro de haber enfocado correctamente la controversia del

Diseño Inteligente que ahora considera irrelevantes los hechos y la

evidencia.

¿Cómo es que todos los principales medios suenan igual, o dicen lo mismo

sobre este asunto?

La mayoría de los medios opera dentro del marco de una gran historia que de

alguna manera todos “saben” que es cierta. Entender qué es lo que los

principales medios estadounidenses “saben” que es cierto nos ayuda a comprender

por qué piensan que no importa si entendieron mal la teoría del DI. Brevemente,

hay una gran historia científica que gobierna la forma en que los medios ven

todos los asuntos científicos.

Esta historia fue y sigue siendo bien expresada por Carl Sagan y Richard

Dawkins. El universo y la vida llegaron a existir por accidente y la humanidad

tiene que fabricar el significado de su presencia en nuestro planeta menor, tal

vez uno entre miles de planetas habitados en una galaxia no imaginada. Esta

visión está fuera de toda discusión y se espera que la ciencia confirme todos

los detalles. Los medios sólo completan los espacios en blanco, aplican papel

sobre las grietas y anulan los puntos de vista alternativos que no puedan

manejar.

Pero cada una de estas proposiciones ha sido contradicha por la evidencia

científica durante años. La teoría de la Gran Explosión enseña que nuestro

universo se inició a partir de la nada (¿y que hay un Iniciador?). La exquisita

afinación de los detalles del universo sugiere la existencia de un diseñador.

Los planetas como la Tierra son escasos, y la impresionante complejidad de sus

formas de vida apunta hacia la presencia de una inteligencia creadora del

universo.

El filósofo Anthony Flew se dio perfecta cuenta de una implicación de todos

estos descubrimientos. Flew es uno de los filósofos ateos más prominentes del

mundo, que debatió con C.S. Lewis en la década de los 50. En 2004, Flew decidió

que, en vista de la existencia de un diseño inteligente, hay un Dios después de

todo.

El hecho de que un filósofo encuentre una gran noticia antes que los

reporteros es una clara señal de que los medios la están dejando ir.

Denyse O’Leary, periodista apostada en Toronto, es autora de ¿Por Diseño o

por Casualidad? (Augsburg Fortress, 2004), un análisis general de la

controversia del Diseño Inteligente.

 


Published August 24, 2006