Confianza en el Llamado a la Plantación de Iglesias

By Dr. Tony Merida

Plantar iglesias no es un emprendimiento casual. Va mucho más allá de tener buenas ideas o inspiración momentánea. Requiere convicción: una confianza profunda y firme en el llamado de Dios.

Mientras consideramos los rasgos esenciales de un plantador de iglesias fiel y efectivo, uno destaca por sobre los demás: la confianza en su llamado.

No se trata de confianza en su personalidad o carisma. No es valentía superficial ni una marca personal. Es la seguridad que proviene de un fuego interno, afirmado por las voces sabias que lo rodean. Esa es la clase de confianza que le da al plantador la perseverancia necesaria para mantenerse fiel cuando el trabajo se vuelve difícil.

Preguntémonos entonces: ¿Tienes confianza en Tu llamado?

¿Qué es realmente un llamado?

El llamado es esa convicción interna: un anhelo guiado por el Espíritu para servir en el ministerio. A esto se suma la recomendación o encomendación: la afirmación externa de los dones, la madurez y la preparación del plantador.

Ambos son esenciales. Juntos brindan una confianza santa en la vida del plantador.

Un plantador de iglesias con confianza en su llamado:

  • Siente una profunda pasión por la obra ministerial.
  • Tiene la seguridad del llamado de Dios, confirmado por los ancianos y líderes de su iglesia.
  • Busca la guía de Dios en oración, junto a otros, anhelando confirmación.
  • Tiene un corazón dispuesto para servir y un fuerte anhelo de ser plantador y ministro.
  • Da ejemplo de vida piadosa, viviendo de manera irreprochable.
  • Demuestra los dones espirituales necesarios para la tarea.

Llamados a algo más que al ministerio: llamados a la obra

Es cierto que todos los seguidores de Cristo estamos llamados en un sentido general. Somos un real sacerdocio. Todo creyente tiene el privilegio de testificar y de interceder en oración.

Pero algunos reciben un llamado específico: equipar a los santos, pastorear, predicar. Pablo lo explica en Efesios 4, cuando insta a los creyentes a «andar como es digno del llamamiento» (v. 1). En ese capítulo, Pablo describe tanto el estilo de vida digno como los roles específicos que Dios asigna para el liderazgo y la edificación de la iglesia.

El llamado importa, porque esta obra es demasiado demandante para tomarla a la ligera. Como dijo D. Martyn Lloyd-Jones: “La predicación es el llamado más alto, grande y glorioso al que alguien puede ser llamado”. Lutero coincidió: “Si hoy pudiera convertirme en rey o emperador, no cambiaría mi oficio de predicador”.

Esto no es una carrera profesional. Es una asignación sagrada.

Una ambición Santa: El Corazón del Plantador

En Romanos 15, Pablo revela su llamado: sus viajes, sus planes y su corazón:

«Mi gran aspiración siempre ha sido predicar la Buena Noticia donde nunca antes se ha oído el nombre de Cristo, y no donde otro ya ha comenzado una iglesia…» (Romanos 15:20).

Aquí vemos al apóstol Pablo, el mayor plantador de iglesias, exponiendo su corazón. Su ambición era clara: llevar el evangelio a los que nunca habían escuchado. Las palabras de Romanos 15:21 eran su combustible: He seguido el plan que mencionan las Escrituras, donde dice: «Los que nunca se enteraron de él verán, y los que nunca oyeron de él entenderán»

Eso es lo que también debe impulsarnos hoy. Al igual que Pablo, los plantadores modernos necesitan:

  • Una pasión que nos consuma por el evangelio.
  • Una visión de proclamar a Cristo donde aún no es conocido.
  • Disposición para sacrificarse, sufrir y perseverar.

Las personas que impactan el Reino no siempre son las más dotadas, pero sí las más entregadas.

Como nos recuerda la vida de Pablo, el secreto de una plantación fiel no es la técnica, sino la convicción. No necesitamos solo métodos, necesitamos ser dominados por una pasión bíblica, espiritual y misional.

Luchando con el llamado: un proceso que toma tiempo

Muchas veces el llamado a plantar no llega completamente formado. Se va revelando. Cuando estaba en el seminario, sabía que quería predicar, pero no sabía hacia dónde me llevaría eso. Me apasionaba el ministerio estudiantil y la predicación evangelística, pero la plantación de iglesias no estaba en mi radar.

Entonces tomé una clase de administración eclesial. Hablamos de temas prácticos: registro de niños, diáconos, visitas pastorales, equipos de estacionamiento. Y comencé a preguntarme: ¿Y si plantara una iglesia desde cero?

El deseo no se apagó. Mi esposa y yo seguimos hablando y orando. Finalmente, plantamos Imago Dei Church en Raleigh en 2011.

El llamado puede comenzar como una chispa. Si es real, no se extinguirá.

Si estás luchando con la decisión de plantar, pregúntate:

  • ¿Hay en mí un deseo ardiente que me consume por dedicarme a la obra?
  • ¿Estoy dispuesto a hacer sacrificios por la misión?

Estas no son preguntas abstractas. Son esenciales.

La afirmación externa también es crucial

Ahora, veamos el otro lado de la confianza: la encomendación. Puedes sentir un fuerte anhelo interno por plantar, pero otros también deben verlo.

La plantación de iglesias no es un deporte individual.

 Nunca te apresures cuando tengas que nombrar a un líder de la iglesia”, aconsejó Pablo a Timoteo (1 Timoteo 5:22). Ese consejo sigue vigente. El liderazgo requiere discernimiento, observación y paciencia, tanto para el bien del plantador como de aquellos a quienes liderará.

Antes de enviar a un plantador, deben observarse cuatro aspectos claves:

  1. Madurez. La iglesia debe ver que el plantador vive en piedad y madurez espiritual.
  2. Deseo. Su pasión por la obra del Reino debe ser evidente. Y si está casado, su esposa debe compartir y afirmar ese llamado. Su apoyo es fundamental.
  3. Habilidades. Debe ministrar fiel y eficazmente la Palabra, alcanzar a los no creyentes y usar sus dones para aprovechar las oportunidades evangelísticas.
  4. Fruto ¿Otros han sido bendecidos por su ministerio? ¿Ha hecho discípulos? Si no hay fruto visible, debemos preguntarnos si está listo para liderar una nueva obra.

No buscamos perfección, sino evidencia. Los líderes deben invertir tiempo en evaluar la preparación, porque plantar iglesias sanas empieza con enviar personas preparadas.

Confianza que impulsa a la acción

Cuando el llamado interno y la encomienda externa están presentes, el plantador puede avanzar con confianza. No en sí mismo, sino en el Dios que llama y envía.

La confianza no significa tener claridad sobre cada detalle, pero sí certeza sobre Quién está llamando.

Y esa confianza te sostendrá:

  • Cuando el fruto sea escaso.
  • Cuando los desafíos aumenten.
  • Cuando te preguntes si vale la pena.

Una pasión por el evangelio, arraigada en convicción, te sostendrá. Y la afirmación de la iglesia fortalecerá tus pasos.

Da el siguiente paso hacia la claridad

Si estás en las primeras etapas de discernir tu llamado, o si buscas claridad sobre lo que implica plantar iglesias fielmente, te animo a profundizar. Visita nuestra página 9 Esenciales para un Plantador de Iglesias Fiel y Efectivo donde encontrarás recursos valiosos para tu jornada. Explora el libro digital, 9 Esenciales para un plantador de Iglesias Fiel y Efectivo donde descubrirás las 9 características esenciales de un plantador fiel y efectivo. Podrás también adquirir herramientas estratégicas para líderez movilizadores y equipos de plantación.


Published junio 27, 2025

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Dr. Tony Merida

Pastor, professor and father of five, Tony Merida is a leading evangelical voice on biblical exposition, church planting, global missions, and orphan care. Merida is the founding pastor of Imago Dei Church in Raleigh, N.C. His books include Faithful Preaching, Orphanology, Proclaiming Jesus (EBook), and eight volumes (some forthcoming) in the new Christ-Centered Exposition commentary series (B&H), of which he also serves as a general editor, along with Danny Akin and David Platt.