Gratitud, descanso y renovación durante esta temporada.

Liderar en el ministerio es un privilegio… pero también puede dejar el alma cansada.
Pastores, plantadores y líderes sirven con entrega, pasión y amor por las personas, pero en medio del ritmo acelerado y las múltiples responsabilidades, es fácil olvidar algo esencial: el descanso también es adoración. 

Dios nos invita a detenernos no por debilidad, sino para agradecerle Su fidelidad, reconocer nuestra dependencia de Él y volver a conectar nuestro corazón con Su presencia. 

En esta temporada, el descanso no se trata solo de hacer una pausa, sino de recordar con gratitud quién es Dios y quiénes somos nosotros en Él. 

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”
Mateo 11:28 

 

El descanso revela el cuidado de Dios en medio de nuestro quebrantamiento 

El ministerio nos pone en contacto constante con las alegrías y heridas de las personas, y en medio de eso es fácil endurecer el corazón o seguir adelante sin procesar lo que vivimos. Pero cuando hacemos una pausa, cuando dejamos espacio para respirar, Dios usa el descanso como una oportunidad para recordarnos que no somos indispensables, sino profundamente amados. 

En el silencio y la quietud, Él saca a la luz nuestras cargas, nuestras emociones no resueltas y nuestro cansancio acumulado. No para señalarnos, sino para sanarnos y mostrarnos Su cuidado.
Descansar es un acto de gratitud porque reconocemos que no todo depende de nosotros, sino del Señor que sostiene Su obra con poder y ternura. 

 

El descanso cultiva gratitud en nuestro caminar personal con Dios 

Cuando vivimos corriendo, es fácil olvidar la bondad de Dios. Pero en el descanso, el corazón se vuelve más sensible. La gratitud florece cuando dejamos espacio para recordar. 

Al descansar, reconocemos que el fruto del ministerio, las oportunidades y hasta la fuerza para servir provienen de Él. Nos permite hacer un alto y decir: “Gracias, Señor, por lo que haces en mí y a través de mí.”
El descanso se convierte en una disciplina espiritual que reordena nuestras prioridades y nos lleva de nuevo al primer amor. Nos recuerda que antes de ser siervos, somos hijos, y que el gozo de estar con Él siempre precede al hacer cosas para Él. 

“Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús.”
1 Tesalonicenses 5:16–18 

 

El descanso renueva nuestra visión y propósito con gratitud 

El cansancio puede nublar nuestra perspectiva. Nos hace perder de vista la razón por la que comenzamos a servir. Pero en el descanso, Dios reorienta nuestro corazón y nos recuerda que el ministerio es un privilegio, no una carga. 

Al pausar, podemos agradecerle por Su llamado, incluso cuando ha sido difícil. Podemos ver Su fidelidad en cada paso, en cada persona transformada, en cada oración contestada. El descanso nos devuelve la mirada al “por qué”: servirle no por obligación, sino por amor y gratitud hacia quien nos llamó. 

Así como Jesús se apartaba para orar y estar con el Padre, nosotros también necesitamos momentos donde el alma se aquiete. Descansar es confiar, agradecer y recordar que Él sigue obrando aun cuando nosotros paramos. 

 

Una invitación para esta temporada 

En esta época, que muchas veces se llena de actividades y planes, deja que el descanso sea tu ofrenda de gratitud.
Apaga el ruido, suelta el control y permite que tu corazón vuelva a latir al ritmo de la gracia. 

Descansa en el Señor, agradece Su fidelidad y redescubre la dulzura de caminar a Su lado.
Porque en el descanso, nuestro corazón encuentra reposo… y gratitud. 


Published noviembre 11, 2025