(PORT ARTHUR, Texas) Amabilidad y aceptación no eran parte de las experiencias comunes de David en sus interacciones con los demás.
A pesar de ser descrito como cubierto de tatuajes y con una apariencia “intimidante,” eso fue precisamente lo que encontró cuando asistió por primera vez a Port Arthur City Church, el día de su lanzamiento como iglesia plantada el año pasado.
Julian Martínez, el pastor de la iglesia, lo recuerda bien: David llegó con su madre y, al finalizar el servicio, se acercó a Martínez de manera agresiva.
“Parecía estar drogado,” recordó Martínez.

Sin embargo, David regresó a la iglesia, asistiendo cada semana hasta que eventualmente entregó su vida a Jesucristo. Sí, ese David, el hombre que vendía drogas, adicto, con una apariencia intimidante fue transformado y hecho nuevo. Aquel David, que casi nunca había puesto un pie en una iglesia, ahora servía mano a mano con su pastor, señalando a otros hacia Cristo junto a miembros de una iglesia que lo acogió y lo amó desde el primer día.
“Cuando llegué a esta iglesia, encontré la paz que necesitaba,” dijo David. “Esta es una congregación que no me juzgó, sino que me aceptó y oró por mí y por mi familia.”
“Ha sido increíble verlo levantar las manos en adoración, ver su pasión por el Señor y cómo Dios literalmente ha transformado quién es en solo un año,” dijo Martínez.
Personas como David son la razón por la que Martínez y su familia respondieron al llamado de Dios para plantar Port Arthur City Church, para llevar esperanza a los perdidos, a aquellos que encuentran refugio en los rincones oscuros de la cultura donde pocos se atreven a entrar.
Martínez conoce bien esos rincones.
De lo viejo a lo nuevo
Desde los 12 años, Martínez se involucró con malas compañías, comenzó a consumir drogas y a vivir de manera desenfrenada. A los 15, su novia Melissa, hoy su esposa, quedó embarazada. En su intento de proveer para su familia, tomó otra mala decisión: convertirse en un “coyote,” ayudando a personas a cruzar ilegalmente la frontera. A los 17, ya era padre de dos hijos y casi fue capturado, lo que lo llevó a intentar cambiar su vida. Se mudó a San Angelo, pero pronto volvió a sumergirse en la cultura de fiestas y drogas.
Después de vivir así por varios años, Martínez comenzó a sentir que Dios lo estaba llamando. Todo cambió después de asistir con Melissa a una iglesia en Pascua del 2001. El pecado que antes lo satisfacía ya no le producía placer.
Durante una visita, una tía comenzó a compartirles el mensaje de Cristo. Eventualmente, ambos entregaron sus vidas a Jesús y, no mucho después, Martínez sintió el llamado a predicar.
Pasó años estudiando teología y apologética. Luego, Dios le abrió puertas para servir primero como pastor de adoración y después como líder de matrimonios jóvenes en una iglesia en Nederland, Texas. Allí sirvió ocho años, hasta que Dios lo llamó a plantar una iglesia en Port Arthur.
“Fue un día que estaba comiendo tacos en un pueblo cercano del otro lado de las vías, llamado Port Arthur, cuando el Señor me llamó a plantar una iglesia,” compartió Martínez.
Aunque Port Arthur se encuentra entre varios pueblos pequeños, tiene una población urbana y culturalmente diversa. Martínez notó de inmediato la gran necesidad del evangelio. En esta ciudad de casi 60,000 personas, hay muy pocas iglesias bautistas del sur.
“Personas como yo”

La iglesia abrió sus puertas el Domingo de Resurrección del 2024. Su misión es clara: alcanzar a la comunidad con el evangelio de Jesucristo y hacer discípulos. Lo hacen a través de esfuerzos intencionales de conexión: repartiendo alimentos o camisetas junto a escuelas y negocios en eventos comunitarios. También tienen una presencia activa en redes sociales, fue así como David y su familia conocieron la iglesia. Martínez constantemente responde mensajes de personas pidiendo oración.
Martínez enfatiza que no lo ha hecho solo. Su pastor, Daniel Ward, lo apoyó desde el principio en su deseo de plantar. Fue Ward quien lo conectó con Julio Arriola, director de Send Network SBTC, que trabaja junto a la Junta de Misiones Norteamericanas (NAMB) para plantar iglesias en todo Texas. A través de Send Network SBTC, Martínez pasó por el proceso de evaluación y entrenamiento antes de lanzar la iglesia.
Ubicada en una de las calles más transitadas de Port Arthur, City Church recibe alrededor de 75 personas cada domingo, con visitantes nuevos cada semana. “La gente ya nos reconoce,” afirma Martínez. Recuerda que una vez un hombre sin hogar se le acercó y le dijo: “He escuchado de ti, y me alegra que estén aquí. Me dijeron que están tratando de alcanzar a personas como yo, que necesitamos esperanza y ánimo.”
“Para eso,” le respondió Martínez, “es exactamente que hemos venido.”
Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente en The Southern Baptist Texan.
Published mayo 1, 2025