Fuera del laberinto de la Cienciología

Por Karen Schless Pressley

Los recientes y molestamente frecuentes mensajes de Tom Cruise contra la

psiquiatría, en pro de la cienciología o acerca de cómo está conviertiendo a

Katie Holmes, me impulsaron a responder a sus numeritos. Sin embargo, este

artículo obedece a más que eso. También es para celebrar mi séptimo y sexto

aniversarios: siete años de haber encontrado la salida del laberinto de la

cienciología, el 31 de julio de 1998, y seis años desde que conteste el llamado

de Jesús y él estableció su residencia en mi corazón.

Cuando escucho las declaraciones de Cruise en el sentido de que la vida es

fabulosa dentro de la cienciología, se me revuelve el estómago al recordar

cuando yo sentía lo mismo, a principios de los ’80s. Ahora, casi 25 años

después, no paso un día sin pensar en mi anterior vida impulsada por la

cienciología, dando gracias por mi nueva existencia. Ahora en lugar de

despreciar el vivir momento a momento, como evite hacerlo durante doce años de

esclavitud en los cuerpos de elite de la cienciología (el grupo “Sea

Organization”), vivo libre en Cristo con una actitud agradecida por mi

milagrosa liberación obrada por Dios, y por la nueva vida que me ha dado. Doy

gracias por los pasados siete años de curación, por el crecimiento continuo

proveniente de enfrentar el pasado y aprender de los errores, y por las

oportunidades que Dios me ha dado de construir una nueva vida conforme a las

revelaciones de su plan para mí.

Desde que fui liberada de la cienciología, me regocijo en el creciente

número de personas que tuvieron el valor de romper sus lazos con esa religión o

dejar los confines de su vida como empleados de la organización, pero me ha

dolido saber de ex-miembros involucrados en actos airados y vengativos contra

la cienciología. La incapacidad de perdonar al grupo por su traición espiritual

y control totalitario que parece arruinar vidas, sigue manteniendo a los

ex-miembros en esclavitud emocional. La única forma en que he podido

perdonar y liberarme de su dominio emocional y mental ha sido experimentando y

conociendo el perdón máximo: el amor incondicional de Dios, quien perdonó mis

años en la cienciología y mi rebeldía de vivir en enemistad con él. Había

buscado la verdad en todos los lugares equivocados mientras avanzaba por el

sendero de la cienciología hacia la libertad espiritual, y en lugar de eso

termine en un puente hacia la esclavitud espiritual.

Afortunadamente, Dios me atrapó una noche de 1998, cuando me encontraba a la

orilla de un abismo espiritual -desesperada y sabiendo que debía salir de la

trampa de la cienciología, pero sin saber cómo–. Extendió su mano hacia mí

como un andarivel, me lavó con paz y me llenó de amor. Me rescató de la

desgracia y me guió hacia una nueva vida en él. Esa experiencia precedió a mi

deserción final de la cienciología e hizo posible que lo encontrara. Su perdón

continua siendo la razón de que pueda perdonar a otros.

Me he preguntado cómo alguien puede dejar un culto y crearse una vida nueva,

sana y libre si no llega a conocer el amor de Jesucristo. Yo lo veo imposible.

He sabido de muchos ex-cienciólogos, o sus familiares, que recurren a la

desprogramación para ser liberados del control de la cienciología y readaptarse

a la vida. Puedo decir con toda seguridad que la única razón de que haya

recuperado la sanidad y sea capaz de experimentar la vida con alegría y

felicidad nuevamente, es mi vida en Cristo.

La vida de un cienciólogo consiste en descubrirse a sí mismo, sus poderes y

divinidad, y convertirse en su “causa” total, asumiendo toda la responsabilidad

y control de su vida, pensamiento, materia, energía, espacio, tiempo y forma.

No es de extrañar que la cienciología atraiga a celebridades, artistas, gente

del espectáculo, los deportes y los negocios. La gente como mi (ex) esposo y

yo, que deseábamos altos niveles de éxito, es engañada y llevada a olvidar

que  viviendo con la fuerza de Dios en nosotros, podemos hacer todo a

través de Jesucristo que nos fortalece. Fuimos engañados y creímos que debíamos

hacer todo con nuestras propias fuerzas y conocimientos -incluso ganar nuestra

propia inmortalidad. La cienciología se dedica a vender inmortalidad, hasta tal

punto que preparan a la gente para creer que la tecnología espiritual de L. Ron

Hubard es la llave a la eternidad.

Irónicamente, venden y prometen total libertad espiritual pero el resultado es

el contrario: ¡total dependencia espiritual! Cualquiera que pague los servicios

de la cienciología para ser liberado, depende de humanos (los consejeros, los

supervisores) y de los caminos de la cienciología para su liberación. Nunca se

ha vendido un cuento más grande.

Fue la palabra de Dios lo que transformó mi mente, y me ayudó a dejar de

lamentarme de mis errores pasados: “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es

una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!” (2 Corintios

5:17, NVI).

Ahora, cuando hablo en iglesias, conferencias e instituciones educativas de

todo el país, las preguntas más frecuentes que me hacen son: ¿Cómo y por qué

llegó a involucrarse con la cienciología? ¿Cómo puede una persona inteligente

como usted caer en las mentiras de la cienciología? ¿Por qué renunció a su

estilo de vida, a su carrera de diseñadora de modas y a sus negocios en la

música para vender su alma y firmar un contrato de mil millones de dólares con

la iglesia de la cienciología? ¿Qué atrae a la gente, especialmente a

celebridades y artistas a la cienciología? ¿Cómo salió y qué pasó después? ¿La

acosa o amenaza la iglesia de la cienciología? Todas han sido relativamente

fáciles de responder.

Sin embargo, la pregunta más desafiante y preocupante se convirtió en el

catalizador que me puso camino al ministerio. Esa pregunta provino de

cristianos en todo el país: “¿Puede uno ser cristiano y cienciólogo al

mismo tiempo?”

Aunque yo era un nuevo cristiano con relativamente pocas experiencias como

creyente, me mortificaba esta pregunta. Un cristiano que pueda siquiera

considerar esta posibilidad no sabe en qué cree.

La cienciología es la antítesis del cristianismo. La filosofía cienciológica

conduce a la gente en dirección contraria al Dios del Antiguo y el Nuevo

Testamento. Como cristiano, pisar el “puente hacia la iluminación espiritual”

de la cienciología es comparable a salir de la tierra prometida y entrar a un

salvaje laberinto espiritual con destino a la total separación de Dios. A este

lugar se le llama “luz”, libertad espiritual e inmortalidad. Es la zanahoria

que atrae al laberinto a personas que andan buscando algo.

Recientemente, los voceros de la cienciología han estado usando los medios de

comunicación nacionales para promover la idea de que uno puede ser cristiano y

cienciólogo al mismo tiempo. Este engaño me preocupa tanto que me animó a

responder y exponer lo que la cienciología realmente enseña acerca de

Jesucristo. Después de todo, Colosenses 2:8 (NVI) nos dice: “Cuídense de que

nadie los cautive con la vana y engañosa filosofía que sigue tradiciones

humanas, la que va de acuerdo con los principios de este mundo y no conforme a

Cristo”.

Aunque yo era un nuevo cristiano cuando me hicieron esa pregunta (¿Puede

alguien ser cristiano y cienciólogo al mismo tiempo?) –y mis experiencias

dentro del cristianismo eran limitadas– Dios me mostró que mi ministerio iba a

empezar con los cristianos dentro de la iglesia, no con la gente que quisiera

salir de la cienciología, ni con gente que ya hubiera salido, como yo pensé

originalmente. Sabiendo que el mayor campo misionero de la cienciología es la

iglesia cristiana, no tuve la falsa ilusión de que resolvería este problema

sola, pero sabía que Dios planeaba utilizarme para hacer algo al respecto.

Pude ver que quienes hacían esa pregunta no sabían en que creían como

cristianos -y que el cristianismo estaba en problemas si sus seguidores no

entendían sus propias creencias. Yo ya sabía que el cristianismo era el campo

de misión más grande de la cienciología -entre gente que creció en hogares

cristianos donde los padres no siguieron el modelo del amor de Dios o la

verdad, donde la iglesia era ritualista, y la vida de abundancia en Cristo era

ficticia. Esos factores se suman a una vida construida sobre arenas movedizas

donde la doctrina engañosa de la cienciología puede no sólo tomar el control

sino parecer atrayente a gente que busca lo sobrenatural, lo novedoso y

respuestas a las preguntas de la vida, como yo años atrás.

La literatura de la cienciología está atiborrada de contradicciones acerca

de Jesucristo. Su perspectiva de relaciones públicas con respecto a Jesucristo

se encuentra en ¿Qué es Cienciología?, un libro promocional de 2 pulgadas de

grosor impreso en papel de lujo. En el capítulo 2 “El patrimonio religioso de

la cienciología”, después de las secciones sobre los primeros ritos religiosos

y sobre los budistas, dice que Jesús de Nazaret “trajo nueva esperanza al

hombre al predicar que la vida no es lo único que el hombre puede

esperar”1. Luego se muestra un hombre en la cruz con la leyenda:

“Aunque fue crucificado, la esperanza que Cristo trajo al hombre no murió. En

lugar de ello, su muerte se convirtió en un símbolo del triunfo del espíritu

sobre el cuerpo material y así trajo nueva conciencia de la verdadera

naturaleza del hombre”.

El texto de la cienciología es una enseñanza de la Nueva Era, que reduce a

Jesús a un mero símbolo y elimina completamente la verdad acerca de su persona

divina, así como el significado de su muerte, sepultura y resurrección, donde

yace la verdadera esperanza del hombre. Jesucristo murió en la cruz por los

pecados de la humanidad, para reconciliar al hombre con Dios, como Salvador de

la raza humana y único camino hacia el Padre. Los autores de ¿Qué es la

Cienciología? no entendieron el mensaje de la cruz y presentaron mal a

Jesús. Un cristiano sin entrenamiento no puede discernir las falsas enseñanzas

de ese texto.

Enseñanzas más “avanzadas” sobre Cristo (en los materiales del curso de nivel

VIII de cienciología y en un artículo de la revista Certainty

Magazine), muestran a Jesús como un “producto de la imaginación” y lo

reducen a “sólo una sombra” en los niveles de conciencia espiritual de la

cienciología, unos ocho niveles debajo del máximo estado que pueden alcanzar,

el de Thetan Operativo VIII (OT VIII, por sus siglas en inglés). En el nivel OT

VIII se les pide abandonar su creencia en Jesucristo porque es un “producto de

la imaginación”, un implante que es necesario borrar de la mente para proceder

en el camino espiritual hacia la inmortalidad.

Cuando pienso en eso se me hiela la sangre sólo de imaginar que los cristianos

están siendo engañados y separados de Dios, sólo para seguir las enseñanzas

surgidas del corazón del enemigo hace miles de años. Ahora que sabe usted esto,

¿cuál sería su respuesta a la pregunta: ¿Puede uno ser cristiano y

cienciólogo al mismo tiempo?

Reajustarme a la sociedad después de vivir como miembro del personal del

cerrado mundo de la cienciología, donde las ideas y reglas de L. Ron Hubbard,

hechas cumplir por una gerencia totalitaria y casi militar, formaron y

controlaron mi vida, fue una tarea titánica. Fue como si mi mente, mi corazón y

mi alma hubieran tenido que ser purgados para sacar la cienciología, su forma

de ver el mundo, sus métodos de pensamiento, sus percepciones espirituales,

vocabulario, hábitos y restricciones, por nombrar unas cuantas cosas.

Mucha gente que deja la iglesia de la cienciología continua utilizando su

tecnología y su vocabulario por ser un hábito muy enraizado. Sin embargo,

cuando yo salí, decidí hacerlo al 100 por ciento, y cerrar totalmente la puerta

a cualquier tecnología o filosofía cienciológica. Quería estar 100 por ciento

libre de su control e influencia.  La palabra de Dios se encargo de

resolver este problema por mí, en Romanos 12:2 (NVI: “sean transformados

mediante la renovación de su mente”).

Durante los primeros tres años de mi libertad, elegí no buscar relaciones con

ex-cienciólogos, especialmente con otros desertores como yo, o con disidentes

vengativos que expresaban su ira contra la cienciología vigilando

organizaciones o lanzando ataques a través de la prensa o en los tribunales.

Sabía que necesitaba una vida; quería una no influenciada por las costumbres de

la cienciología, particularmente las negativas. Ocasionalmente navegaba en

Internet para leer noticias de la cienciología, y encontré varios sitios con

comentarios de ex-miembros y ex-empleados.

Me dolía ver cuánta gente se sentía incapaz de hablar libremente de sus

experiencias negativas en la cienciología. Me tomó dos años hablar de ello sin

echarme a llorar. La profundidad de mis pérdidas fue muy grande: mi marido de

21 años, mi pasado completo, todas las personas a las que conocía y todas las

cosas que poseía. Había sido adoctrinada para creer que quien deja la

cienciología (como yo) o habla públicamente en su contra, es una persona

represiva: una enemiga de la iglesia y de la humanidad, el peor tipo de

individuo que puede existir a los ojos de la cienciología. Si hablaba, me

convertiría en objeto de caza y cosecharía repercusiones del brazo legal y de

relaciones públicas de la cienciología, la Oficina de Asuntos Especiales (OSA,

por sus siglas en inglés). La OSA tiene recursos casi ilimitados para

establecer demandas y contratar investigadores privados, así como poderes para

aplastar o arruinar la vida de quienes hablan. La política de objeto de caza de

la cienciología es bien conocida, por lo que hace a los desertores muy

ineficaces en el ejercicio de su libertad de expresión, aunque esté garantizada

por la Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos.

Finalmente me di cuenta de que entre más tiempo permaneciera callada, más

permanecería esclavizada por la cienciología: callada y en el puño de su

filosofía, reglas, y amenazas -¡lo que me hacía cómplice de sus actos! Ellos

serían los vencedores y yo la víctima.

Aunque me tomó algunos años salirme de ese estado emocional, decidí reclamar

para mí la promesa de Dios de que si él estaba conmigo, ¿quién podría estar

contra mí? Paulatinamente han aumentado mis ganas de hablar y no tener nada que

ver con las obras de la oscuridad, sino exponerlas2.

No ha sido fácil vencer los profundos remordimientos que tengo por las

elecciones que hice y que me condujeron al laberinto de la vida en la

cienciología. Pero ahora estoy agradecida por ese capítulo de mi vida: Mi

radical transformación, de estar en enemistad con Dios como miembro de la

cienciología a convertirme en seguidora de Cristo y en líder de ministerio, es

la base de mi pasión y la razón por la cual me levanto cada mañana. He

aprendido a conquistar con la fuerza de Dios y no con la mía. He aprendido lo

que significa ser un vencedor a sus ojos. He aprendido qué soy y a quién

pertenezco.

Como directora de Ministerios Alas de Amor, nunca olvidaré mis años en el

negocio de la música, cuando mi ex-esposo y yo probamos el éxito con nuestra

primera canción famosa: “En las Alas del Amor”. Sin embargo, en mi nueva vida

en Cristo, estoy remontando el vuelo con nuevas alas de amor: “los que confían

en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas…” (Isa. 40:31,

NVI).

Ahora que sirvo como voluntaria del Cuerpo de Servicio para las Misiones, bajo

la coordinación de la Junta de Misiones Norteamericanas en Alpharetta, Georgia,

he sido bendecida para hablar y ejercer mi ministerio en iglesias, seminarios,

conferencias para mujeres, y grupos de jóvenes de todo el país, exponiendo las

enseñanzas de la cienciología y proporcionando respuestas bíblicas. Mi

afiliación a los Ministerios Comunitarios de Atlanta me ha reunido con grupos

de evangélicos que comparten el amor de Dios por toda la ciudad, recuperando

gente para Cristo. Con la reciente publicación de mi historia en los

periódicos, revistas y programas televisivos de Estados Unidos, Dios ha abierto

las puertas del ministerio hacia las personas que anhelan romper el lazo de la

cienciología.

La gracia de Dios me incita a sacar el mayor provecho de cada momento de

vigilia en mi nueva vida, libre del engaño de la cienciología. Si usted tiene

un amigo o ser querido que pudiera necesitar ayuda, póngase en contacto

conmigo, llamando al teléfono: (404)-841-0800, ext. 205, o envíeme un mensaje

electrónico a:  [email protected].

 

1What is Scientology? [¿Qué es Cienciología?] pág.

34-38.  Compilado por el personal de la Iglesia de Cienciología

Internacional; derechos reservados 1992, Bridge Publications, Los Angeles.

2  Efesios 5:12-13

 

 


Published August 11, 2006