¿Qué es lo malo (y lo bueno) del Postmodernismo?

Por Paul Copan

En mi otro ensayo, “¿Qué es el Postmodernismo?”, discutí brevemente qué es, en qué contexto surgió, y cuáles son sus principales características. Aquí veo qué lecciones podemos aprender de los postmodernistas, cuáles son los problemas del pensamiento postmodernista y cómo comunicar nuestra fe con mayor eficacia a los postmodernistas.

  1. Lecciones que Aprender de los Postmodernistas
    ¿Qué lecciones podemos aprender de los postmodernistas y qué conexiones podemos hacer con ellos?
    1. Los cristianos deben sospechar de ciertas posturas modernistas y su supuesta certeza científica o filosófica. Estamos limitados, “vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo” y “[conocemos] de manera imperfecta” (1 Cor. 13:12, NVI). Mucho de lo que sabemos es probable, altamente probable o plausible -no 100 seguro– pero eso no significa que no sepamos verdaderamente las cosas. Lo único que necesitamos es ser un poco más modestos al decir que sabemos.
    2. Los cristianos debemos reconocer que todos tenemos prejuicios y que estamos limitados por nuestro lugar en la historia y por nuestra cultura. El pensamiento modernista enfatiza que el conocimiento y la razón son imparciales y neutrales. El postmodernismo debe llevar a los cristianos a ser más humildes. Debemos darnos cuenta de nuestros prejuicios, perspectivas (que no son erróneas en sí mismas) y nuestra tendencia al autoengaño. Cuando nos demos cuenta de estar equivocados, debemos alinear nuestra vida con la realidad de las cosas. Ahora bien, si alguien negara que existe la perspectiva de Dios, sería un ateo o antiteísta de algún tipo. Pero si Dios existe, entonces existe la perspectiva de Dios de las cosas -y puede ser que Dios haya revelado parte de esta perspectiva de las cosas a los seres humanos para que pudieran conocerlas en realidad.
    3. El postmodernismo ve correctamente el peligro de las utopías optimistas; los postmodernistas nos recuerdan nuestra gran capacidad de fallar (los cristianos incluirían aquí la palabra “pecado”), así como de oprimir “al otro”. Los humanos tenemos la tendencia a engañarnos a nosotros mismos y racionalizar las cosas. Nuestra profunda naturaleza pecaminosa evita que podamos lograr utopías en la tierra. Debemos ser constantemente autocríticos y recelosos de valores que se opongan al reino de Dios, los cuales pueden introducirse fácilmente en nuestra mente. Sin embargo, nuestro cedazo interpretativo central (hermenéutico) no debe ser de sospecha, sino de confianza y caridad, el cual afina la relación con Dios y con los demá
    4. Debemos apreciar la diversidad cultural y étnica (más que tratar a la gente como a “los otros”) y mostrar mucha gracia hacia los no cristianos, ya que nosotros mismos hemos sido salvados por la gracia de Dios. El colonialismo, la opresión y la esclavitud no necesariamente siguen al cristianismo. La Biblia expresa sensibilidad hacia los débiles, los oprimidos y los que sufren, como es el caso de los huérfanos, viudas y extranjeros. Dios mismo sufre con nosotros (ver Mt. 25:31-46; Hch. 9:4). Los cristianos deben mostrar que su “gran historia” es plausible y no inherentemente opresiva; en lugar de eso, somos creados por Dios para prosperar cuando nos relacionamos correctamente con él y con los demás. Como somos depositarios de la gracia de Dios, no tenemos derecho a pensar que somos superiores a los no cristianos. Además, el cristianismo tiene su parte de diversidad en la expresión de la fe (p. ej., note la diversidad existente entre la iglesia cristiana de los amish y la iglesia copta de Egipto).
  2. 2. Problemas del Postmodernismo

    A pesar de tener ciertas áreas de concordancia con el postmodernismo, los cristianos deben ser críticos respecto a ciertas de suposiciones.

    1. La mayoría de los filósofos postmodernistas sencillamente dan por hecho el ateísmo en lugar de apoyarlo con razonamientos. Estos herederos intelectuales de Friedrich Nietzsche y Jean-Paul Sartre tienen una orientación teológica predominantemente negativa, y parecen estar contentos con la idea de permanecer en su postura. Además, muchos de estos pensadores dan un salto ilegítimo desde la simple pregunta de si es posible hablar de Dios hasta la completa negación de su existencia.1 Dado el impresionante resurgimiento del teísmo y los argumentos a favor de la existencia de Dios a lo largo de los últimos cuarenta años, tal suposición es aún más alarmante.
    2. Debe quedar expuesta la tendencia de los postmodernistas a sustituir sin más ni más un sistema, o metarrelato, por otro. El postmodernismo rechaza o sospecha de cualquier gran historia con la que podamos dar sentido a nuestra experiencia y realidad. El postmodernismo da lugar a muchos minirrelatos o perspectivas filosóficas de individuos o culturas, pero eso es todo. Sin embargo, este rechazo a los metarrelatos se refuta a sí mismo: tenemos una gran historia totalizante que intenta dar sentido o interpretación a toda la realidad de la experiencia humana en la forma de relatos menores: ¡es una gran historia que niega las grandes historias!2

      Así que debemos preguntar a quienes dicen que no hay una gran historia: “¿No es esa misma una gran historia, no sólo mi historia individual?” Preguntemos a los que niegan que  podamos tener acceso a la realidad: “¿Cómo puedes saber que no podemos tener acceso a la realidad a menos que tú mismo tengas acceso a ella para que puedas comunicarla al resto de nosotros?” Y que hay de los que dicen: “Todo es cuestión de perspectiva”. ¿Acaso no es esa su perspectiva? Si lo es, entonces es trivial (es sólo una entre muchas); si no lo es, entonces se refuta a sí misma (es una declaración universal abrumadora que se aplica a todas las personas y culturas). Lo mismo pasa con quienes afirman que no hay hechos (sólo interpretaciones), que nosotros moldeamos nuestra propia realidad, que no hay intención objetiva del autor, que el lenguaje evita que tengamos acceso a la realidad, etc. Estas formas de pensar están empaladas en uno de los dos cuernos del siguiente dilema:

       El postmodernista no dice nada: “Todo es cuestión de perspectiva” (aquí esto significa “lo que creo es lo que creo”)

      El postmodernista se contradice a sí mismo: “Todo es cuestión de perspectiva” (aquí esto significa: “El caso es que no hay caso”).
       

       Respuesta adecuada: “No hay razón para que nadie más deba creer eso”.  Respuesta adecuada: “Esa es una declaración de la objetividad de que no hay objetividad”.

      El filósofo de Princeton Diógenes Allen hace notar la manera en que el postmodernismo frecuentemente exhibe una certeza dogmática acerca de la incertidumbre: “la única forma en que puede sostener su perspectiva de la vida humana y del universo es olvidar que las limitaciones que encadenan a otros a un tiempo y lugar también se aplican a sí mismo”3

    3. Podemos tener conocimiento objetivo, aunque no estemos completamente seguros. Aunque tenemos limitaciones, podemos saber cosas verdaderas para toda la gente. Muchas personas piensan (siguiendo a René Descartes) que el conocimiento exige un cien por ciento de certeza. Esto implica que no si sabemos con absoluta certeza, entonces estamos atascados en el lodazal del escepticismo. Sin embargo, hay cosas que podemos saber con confianza, aunque no sean cien por ciento seguras. ¿Se está expandiendo el universo? Sí. ¿Sé esto? Sí. ¿Estoy cien por ciento seguro? No. Pero, ¿por qué pensar que tengo que estarlo? Puede haber grados de conocimiento que incluyan lo probable o lo plausible, lo altamente probable – no solamente lo seguro. Además, ¿cómo puede saber una persona con un cien por ciento de seguridad que el conocimiento exige un cien por ciento de certeza? Simplemente no es tan obvio.

    Como cristianos, debemos mantener la postura de que nuestra fe hace un mejor trabajo que otras alternativas al contestar las preguntas más importantes de la vida. Es la mejor explicación y es más plausible que sus rivales. Sí debemos escuchar bien a quienes tienen una perspectiva diferente y admitir que no tenemos todas las respuestas; nuestro entendimiento necesita corrección conforme pasamos por la vida. Sin embargo, esto no debe evitar que señalemos que la fe cristiana realmente hace el mejor trabajo en explicar de dónde provienen el universo, la vida, la conciencia, los valores morales objetivos y los derechos humanos -así como en contestar las principales preguntas acerca del propósito y el significado.

    ¿Tenemos limitaciones y prejuicios? Sí, por supuesto. Debemos estar listos para aceptarlo. ¿Significa esto que no podemos tener un conocimiento legítimo? Para nada. Tenemos un conocimiento limitado. ¡Quienes aseguran que no podemos saber suponen que saben que no podemos saber!

    En resumen, no podemos negar la verdad, el conocimiento ni la objetividad sin afirmarlos con nuestras negaciones. Por ejemplo, decir que no hay una verdad universal es declarar una verdad universal. Cada uno de nosotros afirma algún tipo de metarrelato o gran historia para explicar cómo funcionan las cosas. La verdadera pregunta es: ¿cuál metarrelato hace mejor trabajo?

  3. Cómo Comunicar Nuestra Fe a los Postmodernistas
    1. Comunicar con autenticidad y con relaciones, viviendo genuinamente de acuerdo a la verdad. Aunque no son perfectos, los cristianos deben ser sinceros en sus luchas. También pueden mostrar la forma en que su visión del mundo -con el poder de Cristo y el apoyo de su comunidad– puede ayudar a las personas a reafirmar estos puntos. Os Guinness dice que la fragmentación de nuestro mundo cada vez más post modernizado trae “más momentos de verdad a la vida de la gente que nunca antes”, permitiendo “enormes oportunidades para presentar el evangelio”.4
    2. Comunicar respuestas con sabiduría, amor y simpatía, teniendo en mente los problemas personales subyacentes que con frecuencia presentan barreras. Es importante dar buenas respuestas “con mansedumbre y reverencia” (1 P. 3:15, LBLA), pero también con sabiduría. Detrás de buena parte del pensamiento postmodernista hay un escape de Dios, cuya existencia tiene tremendas implicaciones sobre nuestra forma de vivir. Incluso el filósofo ateo John Searle acepta que hay “una razón mucho más profunda para la persistente atracción de todas las formas de anti-realismo” tales como el relativismo y el perspectivismo: “satisface un afán de poder. Sólo que parece demasiado molesto, de alguna forma, tener que estar a merced del ‘mundo real'”.5 Debemos preguntar a los postmodernistas si les gustaría que existiera Dios o si querrían que Jesús fuera la revelación de Dios hacia nosotros.
    3. Viva una vida de fe activa y práctica: Los postmodernistas quieren ver una fe activa, no la mera posesión de conocimientos teóricos. Debemos volver a enfatizar el impulso teológico de Santiago (una fe que trabaja) para equilibrar el énfasis exagerado (y mal entendido) sobre la doctrina de la salvación independiente de las obras de Pablo. Este apóstol mismo junta la fe y las obras en Efesios 2:8-10, 1 Tesalonicenses 1:3 y Tito 2:11-14: la fe salvadora genuina (por la gracia de Dios) produce buenas obras.

1 Merold Westphal (en la ed. William J. Wainwright, God, Philosophy, and Academic Culture [Dios, Filosofía y Cultura Académica] (Atlanta: Scholar’s Press, 1996), p. 25.
2 Este argumento es utilizado repetidamente en “Postmodernismo”, de Steven Best y Douglas Kellner, en The Blackwell Guide to Continental Philosophy [La Guía Blackwell para la Filosofía Continental], eds. Robert C. Salomon y David Sherman (Malden, MA: Blackwell, 2003), pp. 285-308.
3 “Christianity and the Creed of Postmodernism” [Cristianismo y el Credo del Postmodernismo], Christian Scholar’s Review 23 (dic. 1993): p. 123.
4 Entrevista con Os Guinness, et al., “When Foundations Tremble” [Cuando los Cimientos Tiemblan], Liderazgo (primavera 1993), p. 136.
5 John R. Searle, Mind, Language and Society:  Philosophy in the Real World [Mente, Lenguaje y Sociedad: La Filosofía en el Mundo Real] (Nueva York: Basic, 1998), p. 17.


Published August 11, 2006